A todos nos gusta ganar, a nadie le gusta perder. Todos queremos experimentar el éxtasis de la victoria; nadie quiere sentir el sabor amargo de la derrota, sin embargo, la realidad se impone: a veces ganamos, a veces perdemos. La resiliencia o manejar situaciones adversas para seguir adelante nos ayuda a manejar de manera funcional las situaciones angustiantes propias de las adversidades.
Reconocer las derrotas es un signo de crecimiento y madurez. Las personas que no asumen los reveses y que por lo contrario, recurren a mecanismos de defensa que solo buscan negar o justificar sus desaciertos, sólo están dando muestras de un bajo umbral para las frustraciones que les hace proclives a manifestar un comportamiento desadaptativo.
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A continuación, te expongo algunas recomendaciones para superar de la manera más saludable una experiencia de derrota:
1) Pasa balance a los hechos de manera serena y ecuánime, lo cual te permitirá identificar con precisión los posibles errores que pudiste haber cometido. Esto te dará la oportunidad de aprender de tus ellos, puesto que sólo reconociéndolos podrás prever volverlos a cometer, reorientando las estrategias en muchos casos. Quizás debas poner más pasión o probablemente te confiaste demasiado.
2) Las derrotas, como las victorias, son el resultado de factores tanto internos como externos al individuo. Los factores internos, tales como las propias capacidades, la voluntad y el esfuerzo que se ponga en la tarea, son más fáciles de administrar y controlar que los factores externos, es decir, los recursos materiales, las destrezas del oponente y otros. Estar consciente de esto es muy importante para evitar los excesos en las autoincriminaciones.
3) No olvides también identificar tus fortalezas y aquellos momentos de gloria, en donde supiste dar lo mejor de ti mismo, y siéntete orgulloso de ello. Mantener tu estima en alto es la espina dorsal de la motivación, la autoeficacia y el desempeño exitoso.
4) Es recomendable analizar las reales consecuencias de la derrota sufrida, su verdadera repercusión en tus planes a corto, mediano y largo plazo. Es probable que estés sobredimensionando o exagerando su impacto. En esto influyen mucho, con frecuencia, el entorno y las consideraciones de personas muy importantes para ti. Es recomendable tomar distancia de estos ruidos externos al tiempo que aprendes a escuchar los consejos sólo de aquellos con autoridad en el tema de que se trate.
5) Una actitud positiva y optimista es uno de los grandes fundamentos del éxito. No se trata tampoco de ser ilusos. Es recomendable, más bien, tener la cabeza en las nubes al tiempo que los pies permanecen en la tierra. La actitud con que se asume un proyecto se convierte en una profecía autocumplida, la cual condicionará en gran parte tu desempeño futuro y los resultados esperados.
6) Desarrolla el sentido del humor, lo cual contribuirá a amortiguar los golpes a la vez que funcionará como lubricante para tus sentidos, que deberán procesar y asimilar todo lo acontecido con humildad, madurez y valentía.
7) Nunca olvides que en una competencia no solo se persigue ganar, sino que, igualmente, se trata de participar y obtener otros beneficios colaterales, incluso el disfrute de la experiencia.
Si tomas en cuenta estas sugerencias, estarás mejor preparado para futuros desafíos y comprobarás que, aún cuando pierdas, habrás ganado.