Por: Sabine Meuter
Al principio, los síntomas parecen indicar una gripe: uno se siente débil, cansado y se mete en la cama. Pero la situación no mejora: en algún momento, estas personas llegan a la sala de urgencias con dificultades para respirar, dolor de estómago, fiebre y confusión.
A veces, los médicos ya no hacen a tiempo de salvar al paciente. Una y otra vez se registran casos como este que terminan con la muerte si no se detecta a tiempo que tiene septicemia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo unos 30 millones de personas enferman al año de septicemia. Por otra parte, hay casos difíciles de detectar. Si un paciente muere de una pulmonía, probablemente se indique como causa de muerte esta enfermedad infecciosa, por más que haya sido una septicemia.
La septicemia es la causa de muerte más frecuente en todo el mundo en el caso de infecciones. Y esta se produce no solo por bacterias, virus u hongos que ingresan al torrente sanguíneo a través de una herida, sino también a través de focos infecciosos en el cuerpo como una pulmonía.
Como reacción a esa infección cae la presión sanguínea y se ve perjudicada la circulación. El cuerpo ya no recibe el oxígeno suficiente. Órganos como el corazón o los pulmones sufren daños. Y de esta forma, la muerte es un horizonte posible.
Sin embargo, las cosas no tienen por qué llegar tan lejos. Si el paciente es tratado rápida y velozmente, lo peor se puede evitar. Lo que hay que tener en claro es que una septicemia es una situación de emergencia como un infarto del corazón o una apoplejía.
Por eso hay que tratar al paciente lo antes posible con un antibiótico y estabilizarle la circulación. Si no se hace esto, pueden fallar los órganos. En eso casos, se pueden necesitar respiración artificial o diálisis. Cuanto más tiempo pasa, más riesgo se corre.
El problema es que la mayoría de las personas no sabe que detrás de algunos síntomas se puede esconder una septicemia. Y esto no le pasa solo a los pacientes, sino también a muchos médicos y enfermeros. Aún falta informar bastante sobre la septicemia.
Algunos síntomas de una septicemia son un malestar extremo, dificultad para respirar, alteración del razonamiento, fiebre alta y cambios en el color de la piel, como por ejemplo las yemas de los dedos oscurecidas. También lo son los escalofríos y la somnolencia. Por eso, si sospecha que podría sufrir una septicemia, hágaselo saber al médico.
De todas formas, no hay que volverse paranoico: a diferencia de lo que cree la mayoría de las personas, es poco probable sufrir una septicemia por la picadura de un insecto. Son casos muy aislados.
S si lo pica un insecto, lo mejor es desinfectar la zona. Si pica se puede aplicar una crema y colocar encima una tira adhesiva. De esta forma se evita, de paso, rascar la picadura y que de esa forma ingresen bacterias mediante una herida.
El riesgo de sufrir una septicemia aumenta con la edad, pero también puede afectar a los niños. También corren más riesgo las personas con un sistema inmune debilitado, como las que son sometidas a quimioterapias o toman corticoides.
Si quiere prevenir una septicemia, lo mejor es vacunarse. Entre las vacunas que se pueden recibir están las contra el tétano, la gripe, los neumococos y la meningitis, sobre todo después de los 60 años. Pero también se pueden hacer cosas más simples, como mejorar la higiene en casa.