El ministro del Interior italiano, el ultraderechista Matteo Salvini, ahondó este miércoles aún más la tensión con Francia al desear que el presidente francés, Emmanuel Macron, pierda apoyos en las próximas elecciones europeas.
"Con las elecciones europeas cambiarán los equilibrios, habrá un nuevo Parlamento y una nueva Comisión. Incluso para los países aliados, como Francia y Alemania, puede haber un cambio de paso, con interlocutores nuevos", señaló el también vicepresidente del Gobierno italiano en unas declaraciones a la radio pública RAI.
"Nosotros no abandonamos a nadie, los aliados históricos podrán seguir siendo franceses y alemanes, pero podría no ser Macron nuestro interlocutor: tiene una popularidad en Francia inferior al 20 %", afirmó.
Y dijo esperar que "los franceses puedan hacer otra elección en breve".
También apeló a que Macron de "señales de buena voluntad" y dijo que le pedirá al presidente francés "lo mismo que ha hecho Bolsonaro (el presidente brasileño)", en referencia a la reciente entrega a Roma del antiguo miembro del desaparecido grupo terrorista Proletarios Armados por el Comunismo (PAC) Cesare Battisti, 37 años después de su huida.
Salvini recordó que "hay nombres y apellidos de terroristas italianos desde hace años en Francia, para los que pediremos la extradición".
"Somos europeos, seguiremos siendo europeos, pero no somos idiotas: somos Italia", subrayó el líder de la Liga, que gobierna en coalición con el antisistema Movimiento 5 Estrellas.
Tanto Salvini como el líder del M5E, Luigi di Maio, han lanzado estos días duras críticas a Francia por el tema migratorio.
Di Maio, que en las últimas semanas ha apoyado a los "chalecos amarillos", acusó a París de "empobrecer" y colonizar África, de donde parte la mayor parte de inmigrantes que llegan a Italia, mientras que Salvini tildó de "pésimo" al presidente Macron y le reprochó que rechace inmigrantes en la frontera.
El lunes el Gobierno francés convocó a la embajadora italiana, Teresa Castaldo, en relación con estos ataques verbales.
Y hasta el primer ministro italiano, el independiente Giuseppe Conte, intervino ayer para calmar las aguas, y dijo que la relación con Francia es "sólida".