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Sacerdote califica desalojo como «una noche de terror»; le quitaron celulares y otras pertenencias

jueves 31 octubre , 2019

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Sacerdote Miguel Grullón | Foto de Archivo: Kelvin de la Cruz

“Lo que vamos a hacer es que no nos iremos de aquí hasta que tengamos nuestras tierras”, es la afirmación del sacerdote Miguel Grullón, quien forma parte de los peregrinos que vinieron de El Seibo para instalarse en las afueras de Palacio para reclamar que sean devueltas sus tierras, en las que asegura, han vivido y la han trabajado durante toda su existencia.

Vía llamada telefónica a El Gobierno de la Tarde, manifestó que lo que vivieron “fue una noche del terror».

«Nos faltaron el respeto, no solo a nosotros los campesinos de El Seibo, sino a toda una población”, dijo el sacerdote, quien destacó que hasta el momento, sus celulares no han aparecido ni el resto de las pertenencias.

Explicó que esas tierras han sido trabajadas por generaciones por esos campesinos y que las mismas las declaró de utilidad pública  Joaquín Balaguer vía el decreto número  486.

Dijo que desde hace tres años a la actualidad, un poder político ha herido y torturado a campesinos, y que el 25 de marzo fue asesinado el niño Carlitos Rojas, de tan solo 12 años.

“Hay criminalización, hay terror”, dijo el sacerdote, quien agregó que van a resistir y que volverán a El Seibo cuando esas tierras sean entregadas y limpien el historial de los campesinos que han sido presos.

Identificó a Pedro Guillermo Barona, como el “poder” que está detrás de todo esto y manifestó que el mismo no tiene títulos de propiedad, solo carta constancia.

El desalojo de las afueras de Palacio: le quitaron hasta sus celulares

Grullón narró que la madrugada de hoy jueves él y los peregrinos de El Seibo, desalojados de la acera del Palacio Nacional dormían apaciblemente, pero que llegaron de repente unos 200 policías que empezaron a moverlos.

“Abrimos los ojos y dijimos pero qué es esto, entonces como vimos que era cierto que nos llevaban, nos abrazamos los unos a los otros, pero nos arrebataron los celulares y nos metieron en tres guaguas”, comentó.

Explicó que reconoció uno de los policías, con los que antes habían compartido, vestido con una bata de médico, que le decía que los habían subido a las guaguas porque estaban “preocupados ellos” y que los iban a llevar a un hospital para ver cómo estaba su salud.

“Cuando llegamos al Darío Contreras, allí no había nadie, ningún operativo, ningún doctor nos miró”, dijo y agregó que subió un policía a la guagua y les dijo, “miren, bajen por favor, porque van a lazarles bombas lacrimógenas”.

Contó que  después de un susto terrible se congregaron en la casa de las misioneras y que los policías grabaron todo mientras los llevaban a las guaguas.

 

Adelaida Martínez

Periodista con maestría en periodismo y especialidad en comunicación institucional | Comentarista radial | Experiencia en los medios de comunicación desde el 2007.

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