En su primera rendición de cuentas ante la reunión conjunta del Senado y la Cámara de Diputados el pasado 27 de febrero, el presidente Luis Abinader provocó el entusiasmo de los presentes y de amplios segmentos de la sociedad cuando anunció la construcción de una cantidad de obras públicas.
También generó extensos aplausos al expresar su intención de poner fin a los altos costos del “infame” peaje sombra que establece el contrato de la carretera Santo Domingo-Samaná, así como al anunciar la revisión de la Ley 112-00 de Hidrocarburos en procura de revisar los componentes de costos que pesan sobre los precios de los combustibles.
Sin embargo, muchos perdieron de vista asuntos de elevada importancia que el presidente Abinader no mencionó o hizo referencia muy breve, como es el caso del elevado endeudamiento público, la todavía limitada actividad económica y de aprestos para una reforma fiscal.
De hecho, en el discurso, contentivo de 10,828 palabras, el presidente Abinader solo mencionó las palabras “reforma fiscal” una sola vez. Casi no se notó, porque de inmediato se refirió al “infame” peaje sombra y a una lista de obras públicas que se habrán de construir o están en proceso de construcción.
El presidente dijo que para modernizar la nación dominicana y hacerla competitiva se requieren medidas audaces e inversiones en infraestructura.
También anunció que encargó al Consejo Nacional de Competitividad (CNC) para que desarrolle una Estrategia Nacional de Competitividad que ha de plasmarse en lo que definió como un “Pacto Social”.
Fue extraño que el mandatario hiciera referencia a ese Pacto Social y, sin embargo, no se refirió al Pacto Fiscal que debe consensuar el Consejo Económico y Social (CES) como mandato legal de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END).
Pero como se dice en el ambiente económico: “no hay almuerzo gratis”, pues si bien el jefe del Estado anunció una serie de obras públicas que han de reactivar la economía y darle competitividad al país, también hizo mención a lo que pocos desean escuchar, aunque todos debieron escuchar.
“Estas transformaciones serán plasmadas en un Pacto Social que incluirá la necesaria reforma fiscal integral, así como las mejoras de las condiciones laborales y de seguridad social de todo el pueblo dominicano”, manifestó el presidente Abinader en su discurso.
De hecho, no solo habló de la “necesaria reforma fiscal”, sino también de las “condiciones laborales y de seguridad social”, con lo que reconoce que está pendiente una reforma del Código de Trabajo y de la Ley 87-01 sobre Seguridad Social.
Para este año el Gobierno tenía la intención de introducir una mini reforma fiscal que, luego de las manifestaciones de rechazo de la sociedad, debió retirar del proyecto de Presupuesto General de la Nación y buscar, en cambio, adelantos de impuestos sobre la renta del sector financiero y de la minera Barrick Pueblo Nuevo.
Pero cuando anunció el retiro de la mini reforma fiscal, el mandatario procedió a convocar al CES para dar paso al consenso del Pacto Fiscal que ha de incluir esa “necesaria reforma fiscal”.
Ahora bien, ¿qué puede incluir una reforma fiscal? Puede darse el caso de que se aumenten las tasas de impuestos existentes. Otra opción es la de ampliar la base imponible de esos impuestos existentes, es decir, cargárselo a bienes y servicios que permanecen exentos. Una tercera opción es la de crear nuevos impuestos.
También puede que se diseñe una combinación de las tres, es decir, ampliación de base imponible, aumento de tasas vigentes y creación de nuevos gravámenes.
Hay quienes plantean ampliar base imponible y reducir las tasas, pero en República Dominicana no hay tradición y creo que tampoco precedente, de reducción de impuestos, sino más bien, todo lo contrario.
Otra fuente de aumento de ingresos es la revisión de las exenciones fiscales de que gozan muchos sectores de la economía y que pudieran ser eliminadas o reducidas.
En todo caso, la reforma fiscal debe ser diseñada y aprobada este mismo año con el objetivo de que entre en vigencia a partir de 2022. Es “necesaria” como dijo el presidente Abinader, por lo que la población debe prepararse para lo inevitable.