Cerca de 700 presos fueron recapturados tras una fuga masiva registrada el lunes tras varios motines en el estado de Sao Paulo, después que las autoridades restringieran las salidas temporales de las cárceles como medida para evitar la expansión del coronavirus.
Hasta el momento, la intervención de la Policía Militar, con el apoyo de los agentes de seguridad penitenciaria, consiguió arrestar a 696 de los 1.375 presos fugados durante los motines de la noche del lunes, informaron este miércoles fuentes oficiales.
Todos los presos fugados pertenecen al régimen semiabierto, que les permite trabajar de día y les obliga a dormir en la cárcel, y tenían prevista una salida para pasar la Pascua con sus familias, la cual fue cancelada por las medidas adoptadas para evitar la propagación del COVID-19.
Las rebeliones, que se dieron en respuesta a estas medidas para controlar la propagación de la pandemia, se registraron en tres centros penitenciarios del estado de Sao Paulo, el más poblado de Brasil.
La mayor fuga ocurrió en el presidio de Mongauguá, del que se informó la huida de 563 presos, aunque ya fueron localizaros 219.
El sistema penitenciario brasileño, considerado uno de los peores del mundo, tiene un déficit cercano a las 350.000 plazas, lo que desde hace años ha agravado gradualmente el hacinamiento en unos penales en los que, además, la atención sanitaria es precaria, según coinciden los organismos de derechos humanos.
Brasil registró el lunes la primera muerte por coronavirus, confirmada la víspera en el estado brasileño de Sao Paulo, el más afectado por la pandemia del país.
Según el último balance del Ministerio de Salud, Brasil tiene cerca de 350 diagnósticos positivos de coronavirus y otros 9.000 casos sospechosos que están bajo investigación.