El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, volvió a desdeñar la pandemia de coronavirus, que hasta este martes ha causado 5.017 muertos en el país, y en respuesta a la aceleración de los contagios respondió: "Lamento, pero ¿qué quieren que haga?".
El mandatario contestó así a periodistas que le consultaron en relación a la creciente incidencia del COVID-19 en el país, donde de acuerdo al Ministerio de Salud el número de casos llegó a 71.886, con un aumento de 5.385 en las últimas 24 horas y en una jornada en que la cifra de muertos se incrementó en 474.
"¿Y entonces?", agregó Bolsonaro frente a la insistencia de los periodistas, para agregar que aún cuando su segundo nombre es Mesías, no es capaz de "hacer milagros".
Bolsonaro también dijo lamentar la situación sanitaria del país, expresó su "solidaridad a las familias que perdieron seres queridos" y consideró que "así es la vida".
"Mañana seré yo. Lógicamente, uno quiere tener una muerte digna y dejar una buena historia", apuntó Bolsonaro, uno de los mandatarios más escépticos del mundo en relación al coronavirus y quien llegó, en algunas ocasiones, a calificar a la COVID-19 de "gripecita".
Asimismo, consideró que las 474 muertes comprobadas este martes pudieran corresponder a "personas que fueron infectadas hace dos semanas" y reiteró que, en su opinión, "el virus va a afectar al 70 % de la población", lo cual "es infelizmente una realidad".
Bolsonaro, quien se ha enfrascado en polémicas con gobernadores y alcaldes que han declarado cuarentenas y otras medidas de reclusión que él censura, destituyó hace diez días al hasta entonces ministro de Salud Luiz Henrique Mandetta, quien defendía esas medidas.
El nuevo titular de esa cartera, Nelson Teich, reconoció este martes que los últimos datos sobre la situación en Brasil indican que "la curva viene creciendo y hay un agravamiento, una evolución de la curva hacia arriba", lo cual consideró que es "una tendencia".
Bolsonaro declinó comentar directamente la declaración de Teich pero insistió en que "va a haber muertes" y subrayó que "nadie negó" que eso sucedería.
De acuerdo a los cálculos del Ministerio de Salud, el pico de la pandemia en Brasil se alcanzará entre mayo y junio próximos.
Sin embargo, en las regiones del sur del país, en las que bajan considerablemente las temperaturas durante el actual otoño austral, y aún más en el invierno que comenzará en junio, se teme que la incidencia del patógeno pueda prolongarse.
"Existe una preocupación real por los virus respiratorios que tradicionalmente circulan en otoño e invierno todos los años, y que, con la COVID-19, agravarán la crisis", dijo hoy mismo el secretario de Vigilancia del Ministerio de Salud, Wanderson Oliveira.