Cacique y presidente

¿Qué es el poder?

lunes 27 mayo , 2019

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Game of Thrones | Foto: YouTube

En el primer episodio de la temporada dos de la afama serie “Juego de Tronos” (Game of Thrones en inglés), Cersei Lannister sostiene una conversación con Lord Baelish (Meñique) sobre el significado del poder.

Meñique, personaje caracterizado por conocer las intimidades de las figuras más prominentes en todo el reino de Westeros, insinúa conocer un grave secreto sobre Cersei y concluye diciéndole que “el conocimiento es poder.” En respuesta, Cersei ordena a sus soldados apresar y ejecutar a Meñique, pero cambia de opinión justo antes de que la orden sea consumada solo para demostrar con hechos a Meñique que “el poder es poder.”

Sin embargo, tanto Cersei Lannister como Lord Baelish poseen una visión angosta del poder. Por un lado, Meñique entiende que su capacidad de amenazar con revelar información secreta es lo que le da poder. Por el otro, Cersei piensa que su dominio arbitrario del aparato coercitivo del estado es el poder real. Mas estas no son manifestaciones de poder, sino de fuerza o violencia, lo que el filosofo francés Michelle Foucault llamó poder represivo (Foucault 1977).

Foucault argumenta que al definir el poder la mayoría piensa en formas de poder represivo.

Es decir, en momentos en los que alguien quiere hacer o no hacer una cosa y otro le obliga a lo contrario. Por ejemplo, una nación que invade a otra militarmente inferior para que cambie su sistema de gobierno, un juez que ordene prisión preventiva para limitar la libertad de un imputado, un oficial de transito que saca su arma para obligar a un conductor a detenerse, un empleador que ordena a sus empleados a trabajar horas extras bajo la amenaza de despido, etc. Y aunque estas demostraciones de poder son en cierta medida efectivas, el uso de estas infiere una falta de poder.

Un empleador que necesita amenazar a sus trabajadores con despedirlos no está en control de sus empleados y un oficial de tránsito que necesita sacar su arma para que le obedezcan no tiene autoridad real. Aunque las expresiones del poder represivo son evidentes, esta forma de poder es en realidad secundaria y poco abundante. La mayoría de las personas no roban porque tengan miedo de ir a la cárcel, la mayoría de las personas ni siquiera piensan en robar porque consideran el acto como algo incorrecto. Y esta es la forma de poder que realmente es ubicua, la que Foucault llama poder normalizador.

Jaque mate | Foto: Pixabay

Mientras el poder represivo nos obliga a hacer o dejar de hacer algo en contra de nuestra voluntad, el poder normalizador nos convence de querer hacer o no ciertas cosas. En las casas normalizadoras como el hogar, la escuela y la iglesia, muchos aprendemos a ser personas “normales. En decir, aprendemos a desear por “voluntad propia” hacer las cosas que la sociedad en su conjunto quiere que hagamos como estudiar, conseguir un titulo universitario, tener un empleo, comprar una casa, pagar impuestos, tener hijos, etc.

De acuerdo con Foucault, el poder normalizador es un poder de primer grado. El objetivo de este es lograr que el trabajador vea como bueno y valido obedecer al empleador porque entiende que la jerarquía laboral es positiva y porque él quizás hasta desea poder subir la escalera corporativa y convertirse en empleador algún día. Así, la amenaza de despido por no ejecutar una orden es secundaria y hasta insignificante. La amenaza de despido trata de resolver un problema (la desobediencia del trabajador), que no debería existir si el poder normalizador logra que el trabajador realice su labor de motu propio, porque lo considera un comportamiento normal, correcto y positivo.

Hay que resaltar que el poder normalizador no se puede poseer.

Mientras el poder represivo está contenido en personas, grupos o instituciones especificas como los políticos, empleadores, la policía, el poder judicial, etc., el poder normalizador está presente en todas partes e impacta a todos los actores. Si bien un general del ejército posee poder represivo sobre un soldado raso, la sociedad dicta a ambos la forma en como deben comportarse. A pesar de su rango superior, el general no escapa los efectos del poder normalizador.

Otro aspecto que destacar es que el conocimiento científico no se puede desvincular del poder normalizador. La ciencia juega un papel primordial en el ejercicio del poder. De hecho, las escuelas y universidades son fuentes de poder normalizador. Como indique anteriormente, es en estas casas de estudio donde aprendemos gran parte de cómo pensar, actuar y comunicarnos. Además, el conocimiento científico crea patrones de normalización. Por ejemplo, basados en ciencia, los psiquiatras determinaron en un momento que la homosexualidad era una enfermedad. Así, los homosexuales fueron tratados con medicamentos, electrochoques y en algunos casos hasta esterilizados.

Por último, la importancia de entender el poder como poder normalizador y no solo como poder represivo es que de esta manera podemos detectar la influencia que el poder ejerce en nuestras vidas en aspectos que parecen estar libres de este. Por ejemplo, es el poder normalizador el que determina si el pelo afro es aceptable o no, hasta qué edad podemos o debemos trabajar, formar un hogar, etc. Aunque es imposible escapar por completo del poder normalizador, pues este es la base sobre la cual se sustentan todas las sociedades, el simple hecho de estar consientes de su presencia e influencia, nos hace más libres.

Referencias
Foucault, M. (1977). Discipline and Punish. Pantheon Books

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Amaury Pineda

Candidato a doctor en ciencias políticas, Western Michigan University, EE.UU. Licenciado en Derecho, egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

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