La respuesta la dan los psicólogos y sexólogos Martha Arredondo, Antonio Ruiz y Carlos Durán Durán, quienes consideran la parafilia como una patología en personas con un problema conductual, que puede ser degenerativo, convertirse en incontrolable y causar graves consecuencias en quienes la practican.

La parafilia fue definida por los tres especialistas como una conducta sexual que no requiere del amor ni del coito para lograr la satisfacción, sino que se excitan mediante el contacto con objetos, animales, a través del exhibicionismo o la observación persistente (brecheo) de personas desnudas o “voyeurismo”.  

Martha Arredondo explicó que hay diferentes tipos de parafilias para lograr la excitación sexual, que se da fuera de la sensación del amor y la relación de pareja.

Carlos Durán Durán dijo que constituye una parafilia el brecheo de personas para verlas desnudas o de una forma que genere una excitación sexual a quien la mira. 

A ese tipo de conducta se le tilda de voyeurismo y a quien la práctica voyeurista o brechero. 

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Puntualizó que ese tipo de conducta se desarrolla mucho en zonas hacinadas, donde las viviendas tienen condiciones de deterioro o las personas o familias viven muy juntas, mientras que en Estados Unidos, por existir altos edificios, se usan binoculares y cámaras.

Aclaró que el parafílico no es un violador, sino que solo busca la satisfacción por impulsos.

Opinó que ese problema puede ser posible con algún sexual durante la infancia, sea por conducta aprendida de otros familiares o amigos o por la exposición al acto sexual entre los padres o adultos.

Según Martha Arredondo, las conductas parafílicas son más frecuentes en hombres que en mujeres, pero Carlos Durán subraya que la mujer tiende a buscar la estimulación mucho más fácil, porque con frecuenta en la casa utiliza cualquier objeto para la estimulación y aprovecha cualquier momento. 

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Sostiene que el brecheo y el voyeurismo es más común en la adolescencia, pero porque es propio de la edad y no podría considerarse como una conducta parafílica, excepto que sea continuidad de actos durante la niñez.

Citaron como una parafilia que haya personas que contratan a otra para que tenga relación con su pareja para  excitarse y masturbarse, así como el exhibicionista, que le gusta que le observen masturbarse para sentir placer.

Antonio Ruiz consideró que los parafílicos no tienen controles de sus emociones y no la creen como un problema patológico, conductual y buscan siempre una justificación a sus actos, hasta que son presionados con querellas ante la policía o la justicia.

Martha afirma que esas personas no van a terapias porque no sienten culpas, sino solo cuando afrontan situaciones al descubrirlas. 

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Alertaron de que las personas de conductas parafílicas siempre les gusta desarrollar actividades laborales o recreativas donde haya objetos u personas que las atraigan para sus excitaciones sexuales. 

Advirtieron que hay casos de parafilia o de voyeurismo que pueden degenerar en graves consecuencias, como ataques y hasta la pérdida de la vida de quienes la práctican.

¿Qué hacer con las personas de conducta parafílica?

Martha Arredondo les sugiere que busquen ayuda profesional, pero aseguró que es una patología que no tiene cura y solo puede controlarse.

En tanto, Antonio Ruiz exhortó a los familiares cercanos a que estén pendientes de la conducta de esas personas y sepan manejar los casos.

Carlos Durán Durán coincidió con Martha y Ruiz y recomendó a los familiares que cooperen cuando descubran los casos y sepan manejarlos para no provocar mayor daño a la conducta del individuo afectado.