Un panel de psicólogos clínicos señalaron la ira y el rencor como una explosión negativa ante el cúmulo de sentimientos y emociones sufridas desde la niñez o a partir de determinadas circunstancias que han vivido las personas-
Gamalier Del Rosario Mercedes, Maikol Díaz Encarnación, Edgar Ordóñez y Noel De la Rosa, analizaron el tema en el programa Entre Adultos, que produce el doctor Héctor Guerrero Heredia y que conduce el psicólogo clínico Eladio Hernández De la Rosa por ZTV y la Z101.3 FM.
Para Noel De la Rosa, el odio, independientemente de cómo lo ven algunos, que le atribuyen sólo el elemento de la maldad, es parte sustancial del ser humano, y estudiosos lo ubican en la parte del neocorte del cerebro, y tiene que ver con la experiencia positiva o negativa.
Explicó que desde la niñez se acumulan mecanismos de defensa para enfrentar elementos emocionales de insatisfacción, como la tristeza y la ira, que van adoptando una línea de pensamiento del comportamiento que luego producen otras emociones.
Sostuvo que el odio genera una línea de pensamiento que puede degenerar hasta en ataques y violencia, como la riña, el racismo, la confrontación personal y elementos de índole religioso e intereses políticos o económicos.
Citó el caso de historia bíblica de Cain y Abel, enfrentados por la acumuilación de sentimientos de envidia y odio.
Concluyó en que el odio es un conjunto de sentimientos humanos que se construye con emociones que son desagradables; es un instrumento del ser humano que utiliza cuando algo no le beneficia, le es desagradable o no le satisface, y se va construyendo con elementos que son desagradables.
Aclaró que el humano no nace con odio, sino que éste se construye por la acumulación de emociones que deben se controladas, principalmente las de tipo negativo, porque genera condiciones de ira y de reacciones violentas.
De su lado, Edgar Ordóñez al coincidir en que el odio es fruto de emociones negativas y positivas, entiende que las negativas son necesarias, porque éstas hacen reaccionar para producir cambios en el individuo y las soicedades.
Explicó que se habla del odio como el hijo de la ira y la madre del rencor, ya que mientras la ira es explosiva e inmediata y la que induce a la reacción cuando algo afecta o molesta, cuando se acumula produce odio y si éste no se controla y equilibra con lo positivo, conduce a la explosión o a una reacción de ira, que de perdurar en el tiempo degenera en rencor, que es el extremo negativo del odio, la venganza y la parte reactiva que son las enfermedades psíquico mentales.
Coincidieron en que la primera víctima del odio es quien lo pone en práctica de manera negativa.
Maikol Díaz Encarnación definió el odio como un conjunto de sentimientos de apatía, de rechazo, de adversión que el individuo siente a todo lo que le es contrario y que afecte su bienestar humano, como la salud psicologica, personal y social.
Señaló varias condiciones en que el individuo pone en práctica el odio y llega al extremo de la ira, explotando en una acción criminal o de violencia.
Gamalier Del Rosario Mercedes fue más ejemplarizador sobre el odio e hizo un símil de este elemento emocional con un tanque, donde se acumulan o concentran resentimientos, que estalla al ser motivado por cualquier circunstancia, convirtiéndose en ira y rencor.
Maikol retoma el tema para precisar que a consecuencia del rencor surgen dos tipos de agresiones, que son la hostil y la instrumental, derivadas de diversos elementos emocionales acumulados, mayormente desde la niñez, como podrían ser los maltratos, la pobreza y las precariedades de subsistencia del individuo.
A modo de ejemplo hizo referencia al exboxeador Mike Tayson, que descargaba su ira sobre el contendor por el cúmulo de sentimientos de su pobreza vivida y agresiones sufridas durante la niñez. También al del joven que entra al ejército de un país con el objetivo de ir a la guerra y sentir satisfacción por disparar y matar.
Gamalier Del Rosario Mercedes, Maikol Díaz Encarnación, Edgar Ordóñez y Noel De la Rosa exhortaron a las personas a no dejarse dominar por los sentimientos de odio, la ira ni el rencor de manera negativa y que cuando estos surjan sean capaces de detenerse y consultar a profesionales de la psicología y la psicología para recibir orientaciones y tratamientos.
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