La producción agrícola debería crecer un 40 % para acabar con el hambre en el mundo para 2050, siempre y cuando los sistemas productivos sean más sostenibles y la distribución de ingresos y alimentos se vuelva más equitativa.
Estas son las conclusiones de un nuevo informe presentado por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que rebaja las estimaciones sobre cuánto habría que aumentar la producción para alimentar a la población global, que alcanzará casi 10.000 millones de personas en 2050.
Según su último análisis, si todo sigue como hasta ahora, el hambre -que en 2017 sufrían 821 millones de personas- continuará siendo una lacra en el mundo, aunque la producción agrícola bruta se incremente un 50 % entre 2012 y 2050.
En cambio, en un escenario "más sostenible", la FAO estima que la desnutrición podría retroceder de manera drástica aumentando la producción en agricultura solo un 40 %.
"Tenemos que romper con el pasado", dijo en un acto Kostas Stamoulis, director general adjunto de esa agencia de la ONU, para quien se requieren "esfuerzos adicionales" si se pretende conseguir erradicar el hambre para 2030, como fija la agenda pactada por la comunidad internacional en 2015.
"Hasta ahora los sistemas agrícolas se han acomodado a la demanda efectiva en aumento, pero a costa del medio ambiente", lo que se ha traducido en la degradación de los recursos naturales y el alza de las emisiones de gases de efecto invernadero, según Stamoulis.
Para cambiar la tendencia, la organización ve imprescindible repartir de manera más justa los ingresos y los alimentos dentro de los países y a nivel internacional, de modo que todas las personas puedan alimentarse en condiciones.
El informe también insiste en la importancia de aportar nuevas tecnologías y soluciones "innovadoras" en los procesos productivos y reducir las pérdidas de alimentos y la demanda de productos animales como la carne cuando haya un consumo excesivo, medidas que ayudarían a recortar los gases contaminantes.