La procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, llamó a los fiscales a ser entes en la resolución de conflictos y a proceder siempre apegados a la ética y la justicia, con plena conciencia y sin “ser borregos de nadie”.
Al emitir un mensaje en la Décima Graduación Ordinaria del Instituto de Educación Superior Escuela Nacional del Ministerio Público (IES-ENMP), Germán Brito pidió a los graduandos a no perder la objetividad por el populismo y “guiarse por la actuación de todo fiscal justo”.
“Ustedes no están para ser borregos de nadie y deben preservar en todo momento un espacio donde ustedes y su conciencia son los propios dueños”, sostuvo.
“El mensaje que les quiero dejar es que en todo momento su rol principal es la resolución del conflicto y no la imposición de una pena”, expresó Germán Brito a los 391 profesionales de diferentes áreas que recibieron sus títulos de maestrías y especialidades en temas vinculados al Derecho Penal y a la gestión institucional del Ministerio Público.
La graduación se llevó a cabo en el Aula Magna de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Además de Germán Brito, quien la encabezó, estuvieron presentes Franklin García Fermín, titular del Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCyT), la rectora del IES-ENMP, Marien Montero Beard, y Carlos Villaverde, de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus).
En su discurso, Germán Brito recordó que no es legítimo ni ético por parte de los fiscales, hacer uso desproporcionado del proceso en detrimento de quien siempre se encontrará en desventaja ante el poder del Estado, por lo que contener el poder punitivo será el reto, que día a día, tendrán que superar, sabiendo que será la única forma válida de procurar justicia.
Resaltó que en este proceso cada fiscal debe actuar apegado a la justicia y sabiendo que dará cuenta a su propia consciencia.
Germán Brito destacó la capacitación como un pilar fundamental en la carrera, pues garantiza que el fiscal cuente con los conocimientos técnicos requeridos y con la experiencia mínima para ejercer sus funciones, teniendo como un orden un sentido de justicia y razonabilidad, lo que entiende contribuye al manejo adecuado de los procesos judiciales.