El presidente de Rusia, Vladímir Putin, rechazó este jueves los temores de la OTAN sobre una posible alianza militar con China, al tiempo que acusó a la Alianza Atlántica de iniciar un proceso de "asimilación militar" de Ucrania.
"Lo hemos dicho muchas veces. Nosotros no nos hemos hecho amigos de China contra nadie, sino en interés de ambos", dijo Putin durante su intervención en la décimo octava reunión anual del club de debate Valdái en Sochi (mar Negro).
Putin agregó que "a diferencia de la OTAN, no estamos creando un bloque militar cerrado". "No existe ningún bloque Rusia-China y no tenemos ahora planes de crearlo", señaló.
Por ello, consideró que hablar de una supuesta amenaza sino-rusa contra el bloque militar occidental "no tiene ningún sentido".
A su vez, aludió a la gran importancia que tiene para Moscú el incremento de la presencia militar aliada en la vecina Ucrania.
"El ingreso formal (de Ucrania en la OTAN) puede no producirse, pero la asimilación militar ya tiene lugar. Y eso es una amenaza para Rusia", aseguró.
Denunció que el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, abrió a Kiev las puertas de la OTAN durante su visita esta semana al país vecino.
"Dijo que cada país tiene derecho a elegir. Nadie dice que no. Nadie. Esa no es una garantía de seguridad para Rusia. Por supuesto, eso nos preocupa", señaló.
Putin aludió a la ley ucraniana que impide el despliegue de bases militares extranjeras, pero advirtió que nadie impide crear centros de entrenamiento para la celebración de maniobras conjuntas.
Recordó que Bruselas engañó a Moscú cuando después de la reunificación alemana los aliados prometieron que la infraestructura de la OTAN "en ningún caso" se aproximaría a las fronteras rusas.
"Nos mintieron", apuntó y no descartó que EEUU despliegue misiles de pequeño y medio alcance Tomahawk en los sistemas de defensa antimisiles en Polonia y Rumanía.
Putin destacó que Rusia ha prometido que no emplazará dichos misiles a la parte europea del país, pero EEUU nunca ha respondido con la misma moneda.
Rusia anunció el lunes el cierre de su misión ante la OTAN en Bruselas y el de la oficina de enlace militar y de información de la Alianza en Moscú en respuesta a la expulsión de ocho de sus diplomáticos.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que, de esa forma, Rusia ha formalizado de iure una situación de facto.
"Nunca hubo relaciones, no hubo diálogo", dijo.
Por su parte, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, llamó a la Alianza a dar el primer paso para normalizar las relaciones, ya que, argumentó, Moscú "nunca" ha sido el iniciador de su deterioro.