El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, participará en el 73º período de sesiones de la ONU con una visión más alejada de Venezuela y mucho más cercana a la órbita de Estados Unidos, y con un discurso que tendrá en cuenta a la presidenta de la Asamblea General, su compatriota María Fernanda Espinosa.
Moreno será el tercer jefe de Estado en pronunciarse en el cónclave mundial de Nueva York, después de sus colegas de Brasil y EE.UU., y lo hará en la insólita circunstancia de quien dirija la sesión será su excanciller hasta el pasado mes de junio.
Un hecho que para los profesores de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) Daniel Kersffeld y Santiago Basabe tendrá cierta influencia en el mensaje que transmitirá el presidente a la comunidad internacional.
Kersffeld cree que la elección de Espinosa por abrumadora mayoría fue "un espaldarazo para el Gobierno de Moreno", y que entre ambos deberá evidenciarse esa "relación de cordialidad" ya que, "finalmente, se trata de dos integrantes de un mismo Gobierno".
Para Basabe, la presencia de Espinosa le hará ser más "cauteloso" en sus palabras, y aunque insiste en que es una mera conjetura suya, "seguramente su discurso habrá pasado por el tamiz" de su excanciller, sobre todo en los posicionamientos "de no ser demasiado duro hacia Venezuela, Nicaragua", y mostrar "precauciones de lo que se diga del vínculo con EE.UU.".
"Si no se ha hecho directamente, se ha hecho indirectamente. El (nuevo) canciller José Valencia tiene una relación cercana desde hace mucho tiempo con Espinosa y Moreno no va a sorprenderla", vaticinó en su análisis.
Moreno permanecerá una semana en EE.UU. y su agenda incluye intervenciones en reuniones de alto nivel de la ONU, como la Cumbre de Paz Nelson Mandela, así como una variedad de encuentros bilaterales, entre ellos con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
"Esta cumbre buscará reforzar y renovar los votos de los países por la paz universal, una paz que tiene expresiones muy concretas en cada una de las regiones", resaltó recientemente Valencia, quien acompañará a Moreno.
El año pasado, en ese mismo foro como primera presentación en la Asamblea General, Moreno se refirió, entre otras cosas, a sus planes sociales, políticas de género, la adhesión al tratado de prohibición de armas nucleares, apoyo al proceso de paz en Colombia, la lucha contra la pobreza y la corrupción, el cambio climático, la protección de la cuenca amazónica, la migración y el diálogo como estrategia de gobierno.
Se espera que en esta oportunidad lleve igualmente un discurso multitemático, aunque algo más fuerte sobre los efectos regionales de la situación en Venezuela, sobre todo por la masiva migración que ha provocado en los países vecinos.
Su discurso, según la lectura que hace Kersffeld, podría evidenciar "un poco más" su alejamiento con el Gobierno de Nicolás Maduro, que se puso de manifiesto con la reciente salida de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), ideada por el fallecido exgobernante venezolano Hugo Chávez.
"No creo que vaya a haber una crítica directa a Venezuela", explica a Efe al argumentar que en los temas de política internacional Moreno "suele ser bastante cuidadoso".
No obstante, opinó que podría haber en su participación una posición más afín a la visión de Washington, que es el principal socio comercial de Ecuador y ahora también en cuestiones como la seguridad, defensa y financiación.
Con Moreno, insistió el sociólogo argentino y exasesor de la Cancillería ecuatoriana, sí ha habido un "corrimiento del eje de la política exterior" ecuatoriana, que estaba más a la izquierda con el anterior Gobierno del expresidente Rafael Correa (2007-2017).
"Así como se produjo un alejamiento con Venezuela, se produjo un acercamiento a EE.UU." en el Gobierno de Moreno, exaliado de Correa y hoy su más enconado rival político.
Por su parte, Basabe considera que el Moreno que llega a la ONU "refleja en buena medida una política de transición en el plano local".
En este contexto, pronostica que su alocución irá en la línea de "cambiar algo sin enemistarse con todos, contentando a varios grupos y sectores, abordando una posición ambivalente, indefinida, que pueda girar a cualquier lado, más aún cuando Espinosa está en la presidencia de la ONU".