El análisis de los cambios de modo de producción sumado a la concepción del ser humano como ente creador llevo a Marx y Engels a concluir que el fin último de la sociedad es el comunismo. De un sistema donde la gente se gana el sustento de acuerdo con sus habilidades (capitalismo), pasaríamos a uno que remunera a las personas de acuerdo con su trabajo (socialismo) para terminar en uno que le entrega recursos a la gente de acuerdo con sus necesidades (comunismo).
A pesar de todo el rigor científico en el estudio de Marx y Engels, todas sus predicciones fueron fallidas. Las revoluciones que perseguían instaurar un sistema comunista surgieron en sociedades agrarias no en economías capitalistas avanzadas; estas últimas tampoco colapsaron en el siglo XIX, ni lo han hecho hasta la fecha; y, las naciones que impusieron el socialismo como China y Rusia hoy son capitalistas no comunistas.
Muchos son los aspectos del marxismo que son criticables como la teoría laboral del valor, la concepción de el gobierno como “el comité de gestión de la burguesía", o que la sociedad se divide solo en dos clases (empleadores y trabajadores). Sin embargo, creo que el aspecto fundamental que hace del comunismo un sueño inalcanzable es la escasez.
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El comunismo requiere que la humanidad trascienda la escasez. En otras palabras, se necesita que la economía alcance un nivel de superabundancia de recursos que permita satisfacer las necesidades de todas las personas. Pero ¿como podemos definir lo que es necesario? Si bien existen ciertas cosas que bajo los esquemas actuales constituyen un lujo como tener un yate, hay otras cosas que son debatibles como tener un vehículo de motor. Aunque innecesario para algunos, para otras personas un carro o motocicleta es el único medio de sustento.
Similarmente, aunque un grupo consume ciertos alimentos por razones estéticas o ideológicas, hay quienes tienen restricciones alimentarias que son de vida o muerte. Asimismo, tener un abrigo puede ser considerado un lujo en el caribe, pero es una necesidad en los EE. UU. En fin, llegar a un consenso sobre lo que es estrictamente necesario para vivir es imposible. Los seres humanos somos muy diversos y lo que es suficiente para algunos no basta para otros. Esto sin mencionar otras necesidades humanas aún más complejas como el afecto.
Ahora bien, existen cosas que son imprescindibles para la vida como el oxígeno y el agua potable. Sin embargo, aún entre este tipo de cosas hay que establecer prioridades. Por ejemplo, la vida de millones de personas depende de los avances que se logren para combatir el cáncer. Pero, cada peso que se invierte en investigación para el cáncer de mama es un peso que no se invierte en investigación para cáncer pulmonar. Esto es lo que en economía se conoce como costo de oportunidad.
El número de investigadores es y siempre será limitado. Sin importar cuánta riqueza haya en el mundo, las inversiones, aún en cosas que son absolutamente necesarias para que mucha gente pueda vivir, están sometidas a elecciones distributivas. No podemos hacerlo todo a la vez, por lo menos, no en igual magnitud. Por tanto, debemos establecer prioridades. Esto requiere de una jerarquía que inevitablemente aventajara a algunos y perjudicara a otros.
La actual pandemia manifiesta el problema de la escasez perfectamente. Procedimientos médicos que son necesarios para las personas que los requieren fueron considerados electivos con el propósito de habilitar espacio y personal para atender a pacientes de COVID-19. De igual modo, Compañías que fabrican equipos médicos necesario para mucha gente, detuvieron su producción para atender la demanda de ventiladores artificiales.
Ciertamente, el capitalismo no es una solución óptima. No es secreto que un grupo tiene en sus manos recursos para satisfacer ciertas necesidades de muchas personas. No obstante, la redistribución de esos recursos no podría llenar todas las necesidades de todo el mundo y todo el tiempo. Debido a que nuestras necesidades son diversas y a que los recursos que se requieren para darles respuestas son limitados, la escasez es endémica al ser humano.
Todos los intentos socialistas de construir ese paraíso llamado comunismo fracasan porque es imposible superar la escasez. Entonces ¿Qué hacer? Pienso que el modelo económico-social nórdico es una buena guía. Un mercado libre que ofrece buena protección social en aspectos neurálgicos como salud y educación. Obviamente, este modelo solo es posible en países que hayan alcanzado estándares de riquezas propios de países desarrollados.
De todos modos, lo más importante es recordar que aunque es positivo aspirar a un mundo más justo y equitativo, no podemos perder de vista que la perfección o la igualdad plena es imposible. Si bien mucho puede lograr la política a través de programas de ayuda social, la mejor herramienta para el mejoramiento del individuo es el propio esfuerzo. Siempre que se tenga la salud y facultades para crecer, es menester avanzar sin esperar que una utopía mejore nuestras circunstancias.