Populismo: ¿también en psicología?

jueves 6 abril , 2023

Creado por:

Ángel Bello

La psicología estudia no solo el comportamiento (humano y animal), sino también los estados y procesos mentales relacionados, analizando, describiendo, explicando y estableciendo pronósticos y controles. Procura, desde diversos campos de especialización, el bienestar y la salud mental de las personas.

Para lograr sus objetivos, la psicología se apoya en la psicoterapia, un conjunto de técnicas a partir de las cuales busca satisfacer las necesidades de los usuarios en términos de mejor calidad de vida. La entrevista es la principal de estas herramientas.

Como ciencia del comportamiento, la psicología presenta ciertas limitaciones, básicamente en lo atinente a la explicación, el pronóstico y el control, tres de los pilares en que se sustenta el quehacer científico. Esto así, ya que dicho comportamiento no puede ser explicado mediante una simple relación causa-efecto, sino que debemos tomar en cuenta una amplia gama de factores cuyo peso específico no ha podido ser medido con una precisión de tal magnitud que permita predicciones exactas.

Debido a que la entrevista no es más que una “conversación” entre el psicólogo y el usuario (aunque bajo determinados parámetros científicos), y tomando en cuenta, además, la complejidad de las variables que podrían explicar el comportamiento humano, la psicología comparte con otras ciencias sociales la vulnerabilidad frente al intrusismo profesional y otras prácticas divorciadas de la normativa legal y la ética.

Como consecuencia, el ejercicio profesional de la psicología ha sido invadido por una enorme cantidad de personas de cuestionable formación en la materia, y esto incluye no solo a quienes no son psicólogos pero “ejercen” como si lo fuesen, sino también a aquellos que, aún con la licencia, exhiben precarias competencias, atribuibles, probablemente, a la deficiente formación recibida en los programas de donde son egresados.

Esas falencias suelen ser enmascaradas con lo que he querido llamar populismo psicológico, extrapolando a esta área el populismo político, que pretende atraer el favor del pueblo mediante halagos y la ultradefensa contra supuestas amenazas de ciertos grupos, y el populismo penal, el cual hace alusión a las medidas y sentencias desproporcionadas que imponen algunos jueces motivados tan solo por la presión mediática y la sed de justicia de los ciudadanos.

El populismo psicológico, entonces, consiste en el empleo de técnicas de comunicación y persuasión verbal que, más que proveer informaciones con fundamentos y rigor científico, recurren a “consejos” basados en un abordaje empírico, pueril y doméstico, pero consistentes a la vez con las pobres expectativas de una población para quien resulta desafiante discernir una reputada fuente de autoridad científica de la estridente e insustancial retórica.

En este sentido, son muy comunes las apelaciones a hipérboles, al lenguaje intenso y a comentarios y frases anecdóticas de uso muy popular, con la finalidad básica de legitimar un mensaje que solo busca seducir al consumidor y generar lealtad.

Debemos evitar la práctica del populismo psicológico, ya que, más que audiencia y fidelización de consumidores en medios de comunicación y redes sociales, debemos, apoyados en rigurosos criterios científicos de acompañamiento profesional, promover los principios que sirven de pautas para el logro del bienestar y la salud mental sostenible de aquellos que demandan nuestra ayuda, emblema que todo psicólogo debe enarbolar como su misión y razón de ser.

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Ángel Bello

Psicólogo y consultor en Capacitación. Maestría en Gerencia y Productividad. Profesor de la Universidad Católica Santo Domingo.

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