La actividad en el mercado fronterizo entre República Dominicana y Haití, que se celebra cada viernes y lunes en Dajabón, en el suroeste dominicano, sigue siendo reducida hoy y se lleva a cabo bajo fuertes medidas de seguridad ante la crisis haitiana por las protestas contra el Gobierno.
La situación que se vive en Haití, donde se han registrado violentas protestas desde el 7 de febrero en contra del presidente Jovenel Moise, está afectando a los productores dominicanos que participan en los mercados binacionales, que han visto reducidas sus ventas.
Durante la mañana de hoy se ve a ciudadanos haitianos cruzando la frontera a pie, muchos cargando con bultos o transportando una carretilla, pero la afluencia ha sido considerablemente menor de lo habitual.
Además, las autoridades dominicanas están controlando y limitando el acceso de motocicletas para evitar la compra masiva de combustible en territorio dominicano, debido a la escasez que sufre el país vecino.
Dada la coyuntura que se vive en Haití, el Ministerio de Defensa de la República Dominicana ordenó la semana pasada el refuerzo y supervisión de la frontera con Haití mediante la ampliación de los operativos de control en toda la franja para garantizar la seguridad en la zona.
Las manifestaciones en Haití, que han dejado al menos nueve muertos se producen después de que el 5 de febrero el Gobierno de Moise declarara una urgencia económica, que implica reducir el costo de los bienes de primera necesidad o incrementar el acceso al crédito de las pequeñas empresas para intentar paliar la crisis.
Los manifestantes también exigen justicia en las supuestas irregularidades en el programa Petrocaribe, a través del cual Venezuela suministra petróleo a este país a precios blandos.
Una auditoría presentada por el Tribunal de Cuentas reveló irregularidades entre 2008 y 2016 en este programa y señaló a 15 exministros y actuales funcionarios que están involucrados en este caso, así como una empresa que dirigía Moise antes de llegar a la Presidencia de Haití.
La situación se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y por la crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina.
El país tampoco ha logrado aprobar su presupuesto para este año, de 1.650 millones de dólares, el cual fue rechazado el mes pasado por la Cámara de Diputados tras argumentar que ese no satisface a la cámara.