Usuarios de cannabis medicinal reclamaron hoy "seguridad y dignidad" en el cultivo personal de marihuana, una técnica permitida en Chile pero que no goza de protección legal total, ya que puede ser incautada por la Policía a pesar de disponer de una receta médica que autorice su uso.
En la presentación del libro "Relatos de pacientes usuarios de cannabis medicinal", editado por la Fundación Daya, que se dedicada a la divulgación de esta práctica, su directora Ana María Gazmuri, recordó que el próximo 7 de enero el Senado iniciará el debate sobre la reforma del Código Sanitario para garantizar un "autocultivo seguro".
"El uso médico del cannabis les ha permitido (a los enfermos) mejorar su calidad de vida, pero aún falta que puedan transitar este proceso con dignidad y seguridad. Por eso urge la aprobación de esta ley para que miles de pacientes que en la actualidad emplean esta planta dejen de temer ser criminalizados", afirmó Gazmuri.
Esta reforma pretende reconocer a la prescripción médica "como autorización suficiente que evite la incautación de las platas de marihuana en caso de recibir una denuncia", según explicó Gazmuri.
La norma, conocida como Ley de Cultivo Seguro, se encuentra en la fase de segundo trámite, tras ser aprobada por la Cámara de Diputados con 121 votos a favor y solo seis en contra -de un total de 155 miembros- en mayo del año pasado.
En el libro presentado este jueves se recogen los testimonios de 50 pacientes que emplean el cannabis con fines terapéuticos para tratar enfermedades que, sobre todo, comprenden los efectos secundarios de tratamientos oncológicos, afecciones neurológicas y el dolor crónico.
"Este libro tiene la finalidad de sacar a la luz la realidad de miles y miles de pacientes en Chile. Solo en la Fundación Daya se atienden a 25.000 personas y hoy en día el autocultivo, que se lleva a cabo desde hace 5 años y medio, es una práctica extendida que cuenta con un acompañamiento médico y excelentes resultados", agregó Gazmuri.
"No se trata de la puerta de entrada a la legalización de la marihuana, como algunos pretenden hacer creer, sino de entregar dignidad a los usuarios de cannabis medicinal que hoy corren el riesgo de que sus plantas sean incautadas, interrumpiendo sus tratamientos y afectando severamente su bienestar", explicó.
Paulina Bobadilla, fundadora de Mamá Cultiva, una asociación de madres con hijos enfermos que recurren al cannabis para tratarlos, afirmó en la presentación del libro que "todos los pacientes que recurren a esta planta no encuentran respuesta en la medicinatradicional".
Bobadilla, que tiene una hija de 11 años con epilepsia refractaria -una enfermedad que limita la vida del paciente al no poder controlar las convulsiones o al ser constantes-, explicó que logró rebajar las numerosas crisis diarias de su hija con esta planta.
La fundadora de Mamá Cultiva señaló que a la primera puerta a la que llamó fue "la sociedad médica", pero que esta "solo quiere seguir con su modelo de negocio".
"Sus tiempos (en la industria médica) son eternos, nuestro dolor es ahora", agregó Bobadilla, quien también defendió la aprobación de la Ley de Cultivo Seguro.
"En cada crisis piensas que tu hijo se irá, y además de este dolor tenemos que estar pendientes de que no nos denuncien o de que no nos incauten las plantas, que nos aportan bienestar. Hemos pasado de ser solo cuidadoras a ser madres otra vez", añadió.
La Fundación Daya cuenta con numerosos médicos que asesoran sobre el consumo terapéutico de esta planta y también facilita información y formación en autocultivos, cultivos colectivos y sobre los primeros fármacos estandarizados de costes "accesibles" para las personas.