El papa Francisco afirmó este martes que sembrar "odio y violencia es el camino del suicidio de la humanidad" y el germen de los populismos, a la vez que abogó por el diálogo, la tolerancia y la cercanía "con los que sufren" y también "entre jóvenes y ancianos".
"Hoy vivimos una tercera guerra mundial a trozos, una parte aquí, una parte allá… Hay una falta de humanidad, odio y violencia. Este es el camino del suicidio de la humanidad", dijo el papa.
Francisco participó en el encuentro celebrado en Roma con motivo de la presentación del libro "La saggezza del tempo", un proyecto editorial del padre Antonio Spadaro, director de la revista de los jesuitas, "Civilta católica".
El libro recoge lecciones de vida de hombres y mujeres de diversas partes del mundo, entre ellos del director de cine Martin Scorsese, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2018, que hoy estuvo en la presentación.
Pero también de jóvenes y mayores de España, Colombia, México, Polonia, Irlanda, Italia o Rumanía, muchos de los cuáles propusieron preguntas a las que Jorge Bergoglio respondió improvisadamente y en italiano.
Scorsese, cuya última película es "Silence" y cuenta la historia de un jesuita misionero en Japón, contó una historia de un barrio de Nueva York en el que hay mucha pobreza y preguntó cómo la humanidad puede reaccionar a la crueldad.
El papa respondió que una de las fórmulas más habituales de crueldad es la tortura y dijo que es "como una bofetada en la cara" y "la destrucción de la dignidad humana".
Para evitar que el mundo experimente la crueldad, prosiguió, es importante enseñar a los jóvenes a mostrar empatía con los necesitados, "cercanía con los que sufren" y que "la crueldad es el camino equivocado".
Durante el acto, el papa Francisco se refirió en varias ocasiones al odio y a la violencia y dijo que con las guerras "crecen los populismos".
"La guerra nos enseña cómo crece el populismo. Pensemos en los años 30 en Alemania (…) no se puede vivir sembrando odio", apuntó.
El papa también habló de los inmigrantes y refugiados y pidió acoger a las personas que huyen de sus países pero sobre ayudarles a su integración en las sociedades que los reciben.
Lamentó que el mar Mediterráneo se haya convertido en "un cementerio" y opinó que no se puede aceptar el sufrimiento como si fuera algo normal.