En uno de los últimos trabajos de consultoría que hice a una empresa de capital dominicano, con excelentes resultados y con una rentabilidad comprobada y sostenida por más de 15 años, llamó mi atención un comentario que me hizo el propietario, cuando trataba de explicarle la propuesta para su estructura organizacional (organigrama).
Un señor de unos 40 años, por demás inteligente y hábil en los negocios, me dijo textualmente: “A mí no me interesa ningún organigrama, aquí el único jefe soy yo y ya estoy organizado”.
Esto luego de un trabajo de estudios que habíamos realizado en la empresa, donde se había detectado que el problema más importante era ocasionado por la desorganización existente y sus procesos. Fue como un balde de agua fría. En ese momento, explico al señor la importancia del organigrama, a lo que él me contesta que él da orden a cada quien y cada quien sabe lo que tiene que hacer, que con eso es suficiente. Entonces me doy cuenta que la cosa es más difícil y que estoy ante un dinosaurio del desarrollo organizacional.
Lo cierto es que toda empresa aunque sea pyme o familiar, si aspira a una profesionalización mínima, requiere una organización que señale las diferentes áreas o departamentos y sus roles, así como la disposición de las líneas de autoridad. En estos tiempos de emprendedurismo, un error muy común que cometemos los emprendedores es no establecer una estructura organizacional clara.
Te preguntarás, ¿para qué hacerlo si solo somos 2 o 3 personas? Y yo te digo: el organigrama te ayudará a planificar la estructura y crecimiento de tu negocio.
Cuando realizas un organigrama no solo debes fijarte en las posiciones que tienes en existencia, más bien, en las que crees que tú idea o negocio debe tener, para que sepas hacia donde debes dirigir tu crecimiento.
Si eres uno de los que deciden arriesgarse y optar por no tener una organización, a corto plazo, puedes verte envuelto en algunos de los siguientes problemas:
- La informalidad se transfiere a los clientes.
- Falta de organización que permita a los procesos funcionar de forma fluida.
- Solapamiento de procesos con lo que muchas actividades quedarán sin responsable.
- Problemas de desadaptación del equipo frente a procesos de cambio, el equipo no conoce su rol en el proceso, tampoco entenderá ni se comprometerá con uno nuevo.
- El equipo no conoce su responsabilidad de aportación, por lo tanto no podrá estar en sintonía con tus objetivos.
- Puede que se alcancen las metas, pero con mayor esfuerzo y el uso indebido de los recursos.
- Los líderes no tienen la posibilidad de crear funciones claras para su equipo, porque ni ellos las tienen. Esto puede provocar que usen su tiempo en labores operativas para “apagar fuego” en vez de planificar, dirigir y controlar.
Ese orden jerárquico, que muestra funciones y delimita actividades, garantiza el ahorro de tiempo, movimientos y en efecto contribuye con la productividad, que todos sepan lo que tienen que hacer, es clave para lograr los resultados esperados.
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