Por Rubén Figueroa
La apertura de un proceso constituyente está siendo aludida por políticos de la oposición y por parte de la ciudadanía como la clave para afrontar las reformas estructurales que reclaman los chilenos en las calles desde hace ya casi dos semanas y como volvieron a hacer este jueves.
El Congreso Nacional ya dio un primer paso para ello y esta semana la Cámara de Diputados y el Senado de Chile establecieron una mesa de trabajo para la concreción de un proceso constituyente que derive en una nueva Constitución para Chile que sustituya a la actual, que rige desde 1980 y es fruto de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La posición del Gobierno de momento es la de escuchar primero a la ciudadanía mediante mesas de diálogo antes de emprender reformas tan nucleares como la del texto fundamental.
Una vez hecho lo primero, no se descarta acometer ningún tipo de reformas, incluida la de la Constitución, tal y como afirmó el miércoles el presidente del país, Sebastián Piñera.
La idea fue repetida este jueves a la prensa por el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, tras mantener una reunión con representantes de las fuerzas políticas de la oposición.
"LA ACTUAL CONSTITUCIÓN ES UNA CAMISA DE FUERZA"
Sin embargo, la oposición salió descontenta de esta reunión y espetó al Gobierno no tener una propuesta clara sobre la mesa para iniciar un proceso constituyente, ya sea por asamblea -mediante parlamentarios- o por convención -con parlamentario y ciudadanos-.
"Le hemos planteado al Gobierno reemplazar esta Constitución, que es una camisa de fuerza para los cambios que los chilenos demandan, por una nacida en democracia", dijo a la prensa el senador del Partido Socialista Álvaro Elizalde.
El legislador socialista agregó que el Gobierno dice que no se cierra a cambios estructurales pero que lo que tendría que hacer es "abrirse a los cambios estructurales que demanda la gente".
La militante de Revolución Democrática Catalina Pérez dijo que "hay que escuchar a la ciudadanía y a los movimientos sociales" y que hoy día la manera de solucionar los "abusos" que se dan en el país "es mediante una nueva Constitución y que mientras el Gobierno no se abra a esa posibilidad las manifestaciones pacíficas en la calle van a continuar".
LA CIUDADANÍA QUIERE UNA NUEVA CONSTITUCIÓN
Con el paso de los días, la demanda de una nueva Constitución fue tomando fuerza entre los reclamos que los ciudadanos manifiestan en las calles.
"Creo que en la Constitución (actual) está la base de todas las razones de por qué Chile está como está. Es una Constitución que está centrada en un estado subsidiario en donde el rol prioritario lo tienes las empresas y no las personas", dijo a Efe Belén Saavedra, una ciudadana que participa en diversos cabildos populares para poner en común los problemas del país y sus posibles soluciones.
Para Rodrigo Molina, vecino de la comuna santiaguina de Ñuñoa, una nueva Constitución "es fundamental" y en su opinión esta debe elaborarse con una participación en conjunto de diputados, senadores y ciudadanos, según dijo a Efe.
Otro vecino de esa misma comuna, Leandro Infante, comentó a Efe que no se puede olvidar que la actual Constitución procede de la dictadura, "es espuria y no tiene la base del pueblo.
"Es una Constitución hecha para amarrar todo el proyecto económico y político que hemos heredado de la dictadura, para que esta fuera inamovible", opinó Infante.
"Constitución o travesura", rezaba la tarde de este jueves el cartel de una manifestante en la céntrica Plaza Italia de Santiago, parafraseando al clásico "truco o trato" con el que los niños piden caramelos por las casas en la noche de Halloween y en alusión a la demanda de una nueva Carta Magna para Chile.
Miles de personas volvieron a manifestarse este jueves por las calles del país, en el décimo cuarto días de protestas, en esta ocasión luciendo variopintos disfraces con motivo de esa celebración de Halloween, en una jornada que tampoco fue ajena a los disturbios y que acabó con la actuación de las fuerzas del orden.
Desde el pasado 18 de octubre, Chile vive un estallido social sin precedentes con masivas manifestaciones en las calles, así como focos de violencia y disturbios que la semana pasada fueron reprimidos por el Ejército y las fuerzas del orden y que hasta la fecha se han cobrado la vida de al menos 20 personas.