La nutrióloga Betsabé Morillo aclaró este viernes que además de los factores genéticos y medioambientales, el estado emocional y mental de una persona también influye en el desarrollo de la obesidad o el sobrepeso.
“Una cosa importante de la obesidad es el estado emocional de la persona y el estado mental de la persona va a repercutir muchísimo también dentro de los factores de la obesidad, o sea que no podemos simplemente decir que son dos o tres cositas: genético, cultural y todo los demás, sino que también implica un estado interno”, manifestó.
Durante su intervención en La Receta Médica, Morillo sostuvo que en estos casos es importante entender que no se trata de “apuntar con el dedo” a esa persona, sino de que hay que hacer mucho trabajo interno para que esa persona logre mantener un peso saludable durante el tiempo.
De igual forma, reiteró que el estado emocional influye mucho a la hora de comer y que la forma en la que comemos influye en cómo las personas se manejan en la vida.
En ese sentido, la doctora puso como ejemplo a las personas que han canalizado la situación de la pandemia comiendo mucho.
“Y muchas veces, no trabajar esa parte tan importante que es la parte psicológica, la parte emocional, ¿nos lleva a qué?, a repetir lo que ya conocemos porque siempre vamos a los que conocemos… y bueno si lo que conozco es equis tipo de cosas para sanar mi emociones, si lo que conozco es que comer es la forma en la que yo callo mi pensamiento, pues entonces voy a ir a la comida”, argumentó.
La nutrióloga enfatizó que para ayudar a las personas que comen en exceso por las citadas razones, lo primero es que reconozcan sus emociones para que en vez de ir a la comida expresen lo que le afecta y así sanarlo.
Asimismo, destacó que las emociones influyen tanto en el consumo de comida, que cuando una persona está enamorada de otra, cuando salen casi no comen, porque están pendiente a la conversación con su pareja.
Sobre las dietas y el soporte farmacológico para tratar la obesidad, Betsabé Morillo puntualizó que todo dependerá de la persona, ya que no todos necesitan soporte farmacológico o ayuda psicológica.