El magistrado José Antonio Dias Toffoli asumió este jueves como nuevo presidente de la Corte Suprema de Brasil con un discurso en el que defendió la pacificación, la armonización y la conciliación en un momento en que los conflictos entre los poderes son cada vez más intensos en el país.
"Es la hora de la cultura de la pacificación y de la armonización social, y de estimular las decisiones consensuales, la mediación y la conciliación", afirmó Dias Toffoli en un discurso en el que admitió las constantes divergencias y las tensiones entre los diferentes poderes en Brasil.
"Los conflictos surgen en un ritmo cada vez más intenso y es deber del Poder Judicial pacificar los conflictos en tiempos socialmente tolerables", agregó Dias Toffoli, que, a los 50 años, es el magistrado más joven en asumir la presidencia de la Corte Suprema.
El nuevo presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), quien ocupó algunos altos cargos en el Gobierno del entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva y sustituye a la magistrada Carmen Lucia Antunes, ejercerá por los próximos dos años la presidencia de la máxima corte del país.
Su llegada al máximo puesto del Poder Judicial se produce en momentos en que la Justicia ha tomado un importante protagonismo en las elecciones presidenciales del 7 de octubre próximo, las más imprevisibles desde que Brasil recuperó la democracia en 1985.
Además de haber inhabilitado a Lula, impedido de disputar las elecciones debido a que cumple en prisión una condena que fue ratificada por tribunal de segunda instancia, la Justicia analiza actualmente denuncias contra el ultraderechista Jair Bolsonaro, el líder en los sondeos de intención de voto para las presidenciales.
La Corte Suprema, además, puede pronunciarse en los próximas semanas sobre un posible proceso contra el actual presidente brasileño, Michel Temer, y contra decenas de parlamentarios acusados de corrupción, lo que ha generado conflictos entre los diferentes poderes.
"No somos más ni menos que los otros poderes. Con ellos y al lado de ellos, en armonía, servimos al pueblo y a la nación brasileña. Por eso los juces necesitamos tener prudencia", aseguró al citar los actuales conflictos entre Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
"En un colegiado no existen vencedores ni vencidos, ni derrotas ni victorias. Existe el plural, que no permite la violencia. Existe el otro y el otro soy yo también", agregó en referencia a las divergencias internas entre los propios miembros de la Corte.
Según el magistrado, en un mundo en transformación, es necesario darle valor a herramientas como el entendimiento y el diálogo.
Dias Toffoli asumió en una ceremonia ante unos mil invitados, incluyendo las máximas autoridades del país, como el jefe de Estado y los presidentes de Senado y Cámara de Diputados.
En el discurso en que se pronunció en representación de los demás magistrados, Luis Roberto Barroso, destacó el carácter conciliador del nuevo presidente de la Corte Suprema, conocido por evitar las polémicas.
De acuerdo con Barroso, con su propensión al diálogo, Dias Toffoli es la persona más indicada para asumir el comando de la Corte en este momento y dar marcha a los cambios que requiere el Supremo.
"Dias Toffoli profesa una creencia importante y que, pienso, todos compartimos: la de que, en una democracia, la política es un género de primera necesidad. El mundo y Brasil ya vivieron experiencias devastadoras, con intentos de regímenes militares de gobernar sin política. Por eso es necesario restituir el papel central que tiene la política en la democracia, lo que será una de las banderas izadas por el nuevo presidente", dijo Barroso.
Dias Toffoli llegó a la Corte Suprema en 2009 tras ser propuesto para el cargo por el entonces presidente Lula.
Antes de asumir su puesto en la corte, se desempeñó como asesor jurídico del Ministerio de la Presidencia y como titular de la Abogacía General del Estado, en ambos casos nombrado también por Lula.
Su relación con el entonces mandatario ya era antigua, pues había sido abogado del Partido de los Trabajadores (PT) en las campañas electorales de 1998, 2002 y 2006, en las que Lula fue candidato, y, además, había trabajado como asesor jurídico de esa formación en la Cámara de Diputados entre 1995 y 2000.