El silencio desde el Jueves Santo, no hacer quehaceres domésticos ni sostener relaciones sexuales durante el Viernes Santo son algunas de las tradiciones que ya los dominicanos no aplican en la Semana Santa, época en que se conmemora la pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
En ese sentido, Z Digital decidió compartir los testimonios de los ciudadanos que han vivido, ya sea a través de sus padres o abuelos, las tradiciones que eran consideradas sagradas en una época y que en la actualidad ya no se practican.
¿Qué dice la gente?
Para el locutor Edwin Matos, la Semana Santa de hoy ha perdido el concepto mágico religioso, de respeto a las tradiciones y de reflexión. Entiende que lo que se hace en la actualidad es una celebración de júbilo, de piscina, de playa, de bebidas alcohólicas, de desenfreno y de muchos accidentes.
“En cambio en la Semana Sana de nuestros padres y abuelos, veíamos una Semana Santa de un contenido, incluso en la TV, con películas para reflexionar… yo extraño muchísimo esas películas”, se queja.
Dice que más allá de las habichuelas con dulce estaba el aspecto de las tradiciones, lo que lamenta se haya perdido.
Para Gisselle Gil, todos los valores de la Semana Santa se han perdido, corroborando con la versión de Matos.
“Aquí todo se ha perdido. La Semana Santa es para tomar. Antes usted estaba en la iglesia… con todo lo que conllevaba la Semana Santa, como su nombre lo indica, semana de recogimiento, ahora es de libertinaje”, manifiesta Gil.
¿Por qué ha cambiado esto?
Para el sacerdote Juan Martín Hernández, de la Parroquia Santo Domingo de Guzmán, en la Semana Santa que vivieron sus padres y abuelos, “la gente tenía temor de Dios”, pero considera que eso se ha ido perdiendo y lo atribuye a la inserción de nuevas culturas y otras religiones que “no son propiamente cristianas”.
Considera que todo esto infunde en la gente el sentido de lo que es el libertinaje, el consumismo y el materialismo, destacando que antes no era así.
“Antes la gente era muy ortodoxa. Celebraban lo que era el sentido de la Semana Mayor. Desde el Domingo de Ramos al domingo de resurrección. ¡Era una semana de reflexión! Hoy en día es una semana de libertinaje y por eso pasan todas las cosas que pasan”, dijo el sacerdote Hernández.
Pese a los cambios en el comportamiento de los dominicanos en la actualidad en la Semana Santa, destacó que la Iglesia mantiene la ortodoxia, celebrando el misterio de Cristo.
Recalcó que la Iglesia en sí no es la estructura que se tiene y que quien se ha perdido un poco ha sido el hombre. “Ya el hombre está viviendo el apartarse de la fe y el mundo ofrece muchas cosas, pero no a Dios”, advirtió el representante de la parroquia Santo Domingo de Guzmán.
Ante la preguntar cuál de los comportamientos según la época preferiría, dijo que la Semana Santa siempre es la misma, porque Jesucristo es el mismo, señalando que la que cambia es la gente.
Aconsejó a los dominicanos a asumir la prudencia en esta Semana Mayor en el andar, paciencia con los demás y vivir en el día a día, entendiendo que la vida no se vive en una semana.
La Semana Santa de nuestros abuelos: marcada por el fundamentalismo
Para el sociólogo Carlos Andújar, la distancia de la Semana Santa de ahora respecto a la de los abuelos es abismal. Señala que aquella época estaba muy marcada por la influencia del discurso fundamentalista de la Iglesia católica de que nada se podía hacer, que todo era una transgresión de normas y que eso influyó en todo el comportamiento a partir del jueves hasta el domingo del mediodía, que es la resurrección.
“En algunos casos afectaba desde el mismo Lunes Santo. No se podía hace ruido, no se podía bañar en la playa, no se podía tener relaciones sexuales, no se podía martillar y mucho menos realizar fiestas ni bailes”, señala.
Andújar indica que en esos tiempos lo que se colocaba en las emisoras era música sacra, de los cantos gregorianos, que calificó de muy bonita pero que no le gustaba a los dominicanos, quienes terminaron llamándola “música de muertos”.
“Desde los jueves pasaban esa música ininterrumpidamente y no se escuchaba otra que no fuera esa. Nada de pensar en bailes ni en ron ni fiesta… en nada de eso”, recuerda el sociólogo.
En opinión del profesional, esto era parte del fundamentalismo porque se centraba en consideraciones muy radicales y cerradas “acorde con una fase firme de la edad media y, que también fue una prolongación del periodo de ausencia y de cierto aislamiento que se vivió durante la dictadura de Trujillo”.
¿A qué se deben esos cambios en la Semana Santa de hoy?
Al preguntarle sobre cómo se vive la Semana Santa de hoy y el porqué de los cambios, señala que luego de la muerte de Trujillo, cuando se comienza a vivir lo que los españoles llaman el “destape”, a propósito de salida de Franco de España, país que era controlado también por el régimen dictatorial, República Dominicana vivió un destape en 1961 después de la satrapía de Trujillo.
“Obviamente, impactados distintos espacios de la vida pública y de la vida social, producto de ese destape. Hubo una desproporción demográfica, una desproporción de asentamiento en las zonas urbanas, un descontrol y una sociedad que, reprimida, pues explosiona de tal manera que ya no respetaba ningún canon de control. Vivíamos en un periodo de gran convulsión política, pues con el desenfreno que se vivía pues se escapaban muchas cosas”, comparte Andújar.
Expresa con el tiempo esa sociedad cerrada, local y tradicional fue cambiando de perfil, posiblemente influenciada por ese elemento y probablemente eso hizo que comenzara a impactar la nación tranquila y pacifica a partir de los años 70… cuando empezó a cambiar hacia una sociedad de bullicio y descontrolada que comenzó a afectar la Semana Santa.
Otro aspecto que incluye Andújar fue la influencia en 1979 del cambio de modelo social y económico, refiriéndose al gobierno de Balaguer, que reemplazó la economía tradicional del café, cacao y azúcar, por una de servicios caracterizada por la remezas, zonas francas y turismo.
“Quizás esa nueva condición de ser un país turístico abierto con grandes inversiones, hizo que la gente comenzara a meter en la agenda el turismo como una necesidad y la Semana Santa como un espacio que en vez de ser de recogimiento, se convirtió en una especie de periodo de desenfreno y muchísimo movimiento poblacional, festivo y vacacional”, explica el sociólogo.
La Semana Santa de ayer vs la actual: ¡sociedades distintas!
Finalmente, sobre el comportamiento de los ciudadanos en ambas épocas, dice que son sociedades distintas, pero que la actual ha sido desbordada en todo y se ha ido al extremo.
En opinión del sociólogo: “No solo vivimos un destape quizás racionalmente entendible por ser una sociedad que vivió bajo una dictadura, sino que nos fuimos al extremo. Aquí no solo se ha descompuesto la Semana Santa, aquí se ha descompuesto todo: el poder político, la familia, la educación, la vida social, la convivencia… yo creo que hay una descomposición total que impacta en esta sociedad de hoy”.
Hace énfasis en que a pesar de que el catolicismo tiene tanta adhesión según los censos, no se corresponde la elección final que hace el dominicano: “Si somos un país tan católico, debería ser un país más tranquilo en Semana Santa, pero yo no veo eso”.
Señala que tanto es así que el dominicano está loco porque llegue Semana Santa, no necesariamente para incluir en la agenda de actividades una misa, una visita a un familiar y un espacio de recogimiento espiritual, sino para irse de vacaciones aunque no tenga dinero, disfrutar y estar en todos los sitios posibles.
Andújar concluye que lo sucedido en los últimos tiempos con la Semana Santa es el triunfo de la secularización sobre la sacralidad, “una discusión que tienen los expertos sobre el tema de lo pagano y lo sagrado, y de como hoy en día la vida mundana termina imponiéndose sobre la estricta visión de lo sagrado”.
Semana Santa inicia con el Domingo de Ramos
Este domingo 14 de abril inició la Semana Mayor, como también se le conoce, con el Domingo de Ramos, día en que los cristianos conmemoran la entrada de Jesús en Jerusalén y su aclamación como hijo de Dios. El Domingo de Ramos es el acontecimiento que marca el fin de la Cuaresma y el inicio de la Semana Santa, tiempo en que se celebra la pasión, crucifixión, muerte y resurrección de Cristo.