Adelaida Martínez | Foto: Kelvin de la Cruz
No hay que despreciar los momentos difíciles: de ellos sacamos la esencia de lo real y de lo que vale la pena… hasta en términos humanos. Este razonamiento fue parte de una plática con alguien muy cercano hace muchos años, mi memoria la conserva, porque prefiero quedarme con las cosas que me ayudan a crecer.
Sería bueno remitirnos a Génesis 41: 1-57, pasaje donde cuentan cómo el faraón buscaba quien pudiese interpretar un sueño recurrente que le preocupaba: aparecían siempre 7 vacas flacas y feas que devoraban a otras 7 vacas gordas y frondosas.
José fue el único que pudo interpretarlo deduciendo que habría 7 años de bonanza e igual cantidad de años de escasez, de penuria y carestía, por lo que recomendó tomar las medidas de lugar y abastecerse para cuando se acercaran los momentos difíciles.
En la vida podríamos aplicar la parábola de José en el sentido de que hay dos tiempos que en determinado momento se hacen presente: los de las vacas gordas y frondosas (época de bonanza) y los de las vacas flacas y feas (época de momentos difíciles… de escasez y penuria).
Y con ello quiero que vuelvan a leer el primer párrafo, a esto me refería cuando rememoré el razonamiento de esa plática. Alguien a quien aprecio estaba reflexionando tras un brusco giro en su vida: la estaba pasando mal.
Empezaba a entristecerse porque veía cómo ya muchos que decían ser sus “amigos” y siempre estaban cerca, se alejaron cuando la bonanza disminuyó, y por eso empiezo diciendo: no hay que despreciar los momentos difíciles, porque nos hacen renacer y despojan a todo ser falso que solo estuvo por algún interés o ventaja.
Tampoco hay que olvidar el cliché de que los tiempos de crisis son de oportunidad. Ciertamente es así, cuando tu mundo da un giro y te sitúa en la época de las vacas feas y flacas, las caretas empiezan a caer y tienes que sacudirte, poner orden y establecer prioridades. Que eso te haga reír, porque todo ocurre por algo.
No hay que afligirse. Lo mejor de esta parte es ver que quedan a tu lado los agradecidos y leales, porque la crisis hizo que en tu vida hubiese un despojo de lo falso, de todo eso que enturbia el alma cuando no es verdadero.
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