Por María Roldán
El emperador Naruhito de Japón cumple hoy viernes un año en el trono, que ha estado marcado por la pandemia de la COVID-19 y por un fuerte tifón que alteró las ceremonias para conmemorar su entronización.
Naruhito, de 60 años, subió al Trono del Crisantemo el 1 de mayo de 2019, un día después de que su padre Akihito protagonizara la primera abdicación de un emperador de Japón en más de dos siglos.
Tras una ceremonia ritual en la que recibió las tres reliquias de la familia imperial, símbolos del poder del emperador, Naruhito rindió un sentido homenaje a su progenitor y prometió seguir su senda de mantener siempre en sus pensamientos al pueblo japonés, entre el que goza aparentemente de una amplia aceptación.
Según un sondeo publicado por la agencia de noticias Kyodo con motivo de su primer aniversario en el trono, un 75 % de los nipones encuestados tiene una imagen positiva del Naruhito. Un 58 % dijo sentir afinidad por él, frente al 48 % registrado para el emperador Akihito en una encuesta similar tras su entronización en 1989.
Durante el primer año de Reiwa, el nombre de la era que marca el reinado de Naruhito, el emperador número 126 de Japón ha participado en multitud de ceremonias vinculadas a su entronización, recibido a dignatarios extranjeros como el presidente estadounidense, Donald Trump, o el papa Francisco, y visitado varias ciudades del país.
La ceremonia pública de proclamación de su llegada al trono (equivalente a una coronación monárquica) celebrada el 22 de octubre ante 2.000 invitados, incluidos más de 400 dignatarios extranjeros, se vio empañada por el azote poco antes del poderoso tifón Hagibis.
La tormenta de viento provocó numerosos daños, de los que ciertas zonas siguen recuperándose, y motivó un retraso de casi 20 días del único acto abierto al público de las celebraciones, el desfile en automóvil del emperador junto a su esposa, la emperatriz Masako.
Entre los actos desempeñados en su primer año como emperadores, la pareja imperial visitó a las víctimas del tifón, manteniendo un tono cercano como el de sus predecesores y poniendo de manifiesto la recuperación de Masako, de 56, ausente en muchos eventos cuando eran príncipes herederos, por una larga depresión inducida por estrés.
En un momento en el que los emperadores de Japón buscan su rol, la propagación de la COVID-19 ha obligado a Naruhito y Masako a permanecer apartados de actos públicos en los últimos meses.
Cuando la pandemia todavía no había cobrado la dimensión actual, el emperador nipón se vio obligado a cancelar el tradicional saludo al público desde el balcón del palacio imperial de Tokio con motivo de su cumpleaños el 23 de febrero, el primero en el trono.
El jefe del Estado japonés expresó ya entonces su deseo de que la expansión del coronavirus acabara "lo antes posible".
Los emperadores han estado recibiendo actualizaciones sobre la situación de la crisis sanitaria por parte de expertos médicos.
"Espero sinceramente que la gente se una y unan sus fuerzas para superar esta difícil situación", dijo Naruhito antes de una conferencia privada el 10 de abril con uno de los miembros del comité gubernamental de expertos que trabaja en la gestión de la crisis, según reveló la Agencia de la Casa Imperial.
Naruhito y Masako tenían previsto realizar su primer viaje oficial al extranjero como emperadores al Reino Unido en mayo, aunque el viaje ha sido cancelado por la pandemia.
La propagación del patógeno, que mantiene a Japón en estado de alerta sanitaria, también motivó el aplazamiento de una ceremonia inicialmente programada para el 19 de abril en la que el hermano menor del emperador, Fumihito, de 54 años, iba a ser formalmente proclamado como príncipe heredero, primero en la línea sucesoria.
Sus padres, los emperadores eméritos Akihito y Michiko, de 86 y 85 años, tampoco han estado exentos de sobresaltos en su primer año de retiro.
En junio, dos meses después de la abdicación, Michiko se sometió a una operación de cataratas (días después de que le detectaran anomalías cardíacas) y en septiembre a una operación de mama.
Más recientemente, en enero, Akihito sufrió un desmayo, aunque en el examen médico no le fue detectado nada grave.
El emperador emérito ha estado apartado de las actividades públicas desde que cedió el trono, aunque el pasado 2 de enero apareció brevemente junto al emperador Naruhito en el tradicional saludo de Año Nuevo desde el balcón del palacio imperial.