La muerte esta semana de un joven negro supuestamente por disparos de la Policía en La Habana ha conmocionado a los cubanos, en un país donde los sucesos de este tipo son infrecuentes y la normativa policial limita a casos excepcionales el uso de las armas de fuego por parte de los agentes.
Según una nota del Ministerio del Interior (Minin) publicada este sábado en la página web del diario Tribuna de La Habana, los hechos tuvieron lugar en la mañana del pasado miércoles en el barrio periférico de Guanabacoa, donde una patrulla policial "sorprendió in fraganti" al joven presuntamente robando "piezas y accesorios de un paradero de ómnibus".
El chico, identificado como Hansel Ernesto Hernández Galiano, de 27 años, se dio a la fuga cuando los agentes trataron de identificarlo y durante una persecución de casi dos kilómetros "agredió con varias piedras a uno de los policías, una de las cuales lo golpea en la entrepierna, otra el lateral del torso y una tercera le disloca el hombro y lo lanza al piso", refiere el comunicado.
"En el intervalo en que el agresor lanza las piedras, el militar realizó dos disparos de advertencia. Acto seguido y debido al peligro para su vida por la magnitud de la agresión, el policía riposta desde el piso efectuando un disparo con su arma de reglamento que impacta al individuo y le provoca la muerte", agrega la nota del Minin, en la que se "lamenta" el desenlace.
El fallecido tenía antecedentes penales por amenaza, abusos lascivos y robo con violencia y se encontraba en libertad condicional, de acuerdo a la información oficial.
La explicación de las autoridades llega tres días después del suceso, una tardanza que ha suscitado las críticas de numerosos cubanos en las redes sociales, la misma vía por la que la familia del joven divulgó su muerte pocas horas después de producirse.
Una mujer llamada Lenia Patino, que se identificó como tía de Hernández, publicó en Facebook una foto del rostro del cadáver y algunos detalles de lo sucedido, corroborados posteriormente por allegados y vecinos de la zona.
La versión de la familia defendía que supuestamente el joven estaba desarmado y recibió un disparo por la espalda. La nota del Minin, mientras, no ofrece detalles sobre el punto de entrada de la bala.
Un incidente de este tipo es algo muy poco habitual en Cuba, donde la normativa que rige la actuación policial prohíbe estrictamente que los agentes hagan uso de sus armas de fuego salvo en casos excepcionales, como que su integridad física corra peligro.