Samuel Little, que estaba considerado como el asesino en serie más sanguinario de la historia de Estados Unidos, murió hoy a los 80 años.
Little confesó en 2018 que había matado a lo largo de cuatro décadas y por todo el país a más de 90 personas, unos crímenes de los cuales más de medio centenar han sido ya confirmados por el FBI.
El asesino, que cumplía cadena perpetua, murió en un hospital californiano, informó hoy en un comunicado el Departamento de Correcciones y Rehabilitación de este estado.
Las autoridades detallaron que todavía no se ha determinado cuál fue la causa de su fallecimiento.
Little fue detenido en septiembre de 2012 en un albergue para personas sin techo en el estado de Kentucky y se le trasladó a California, donde lo reclamaban por delitos de drogas.
Una vez en Los Ángeles, las autoridades vincularon su ADN con el encontrado en los asesinatos de tres mujeres entre 1987 y 1989, todas ellas estranguladas y sus cuerpos arrojados a un callejón, un vertedero y un garaje.
A Little le sentenciaron a tres condenas de cadena perpetua por esos tres asesinatos, pero la Policía quiso compartir su ADN y detalles de su modus operandi con el FBI para que realizara una investigación más profunda.
Lo que el FBI halló fue "un alarmante patrón y nexos convincentes con muchos otros asesinatos", en su mayoría "mujeres vulnerables y marginadas" dedicadas a la prostitución y adictas a las drogas.
"A veces sus cuerpos no fueron identificados y sus muertes ni siquiera investigadas", detalló entonces el FBI.
Uno de los sucesos llevó al FBI a Texas y, acompañados por los Rangers de ese estado, los federales decidieron interrogar en la cárcel a Little, que accedió a cooperar a cambio de un traslado penitenciario.
"Repasó ciudades y estados y les entregó a los 'rangers' el número de personas que mató en cada lugar. Jackson, Misisipi, una; Cincinnati, Ohio, una; Phoenix, Arizona, tres; Las Vegas, Nevada, una", explicó el FBI en 2018.
Little recordaba a sus víctimas y los asesinatos en gran detalle, hasta fue capaz de dibujar los rostros de algunas de las mujeres, aunque su memoria falló a la hora de memorizar las fechas y establecer una cronología.
Según los investigadores, Little abandonó su hogar familiar a finales de los años 50.
Desde entonces inició una estilo de vida nómada: cruzaba el país de punta a punta en pocos días, robaba de pueblo en pueblo para comprar drogas y alcohol, y ante sus primeros problemas con la autoridad cambiaba de lugar.
Fue eso, junto al perfil de sus víctimas y que gran parte de los asesinatos ocurrieron antes de que la criminología adoptase el ADN, lo que le ayudó a pasar desapercibido durante décadas.