El proceso de gestación de un modelo de dominación tipo Milei avanzó bastante en el primer periodo de recolonización de Abinader; y si no construimos una contrapartida consistente, podría avanzar mucho más en este nuevo periodo que se inicia pronto.
Esa fórmula es una receta de sectores del gran capital imperialista occidental y élites locales, aferrados a la imposible misión de impedir su progresiva decadencia. Es más ultraconservadora que los regímenes de Macri, Lazo, Piñera y Abinader, y más dura que el neofascismo de Bolsonaro y Noboa, revestida además de un engañoso discurso populista contrario a la partidocracia altamente pervertida.
Una de sus fuentes potenciales de popularidad es precisamente su crítica radical, absolutamente justa, a los políticos ladrones y al estatismo corrompido; presentes en todos los gobiernos de derecha y centro-derecha, y en una parte importante de los llamados progresistas.
En lo inmediato, su blanco de ataque es la diversidad del progresismo y principalmente sus modalidades independientes de EE. UU. y sus variantes reformadoras del dominio oligárquico.
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El modelo Milei asume la corrupción de los políticos y del estado como única causa de las desigualdades y el empobrecimiento; encubriendo las culpas de la gran propiedad capitalista, la explotación asalariada, la sobreexplotación y la exclusión social.
Oculta la responsabilidad de monopolios y oligopolios capitalistas en todos los males acumulados, para tratar de impedir el crecimiento de la conciencia anticapitalista y socialista.
Con esos fines emplea un ultra nacionalismo que no tiene nada de anti imperialismo ni de propuesta de autodeterminación nacional y continental. Y si mucho de nazi fascismo. Su versión criolla es el patrioterismo racista anti-haitiano y manipula a su favor la religión en la política, la ideología machista y los prejuicios conservadores de todo tipo.
Su propósito medular es el traspaso del poder a corporaciones privadas libres de impuestos, aranceles y regulaciones. De ahí su apuesta al reinado absoluto de la propiedad privada capitalista en medio de su agonía, su decadencia y su degradación ética.
La diversidad de familias, etnias, seres y fenotipos humanos, lucha de clase, opresión de la mujer, concentración de las riquezas y el coloniaje, son ignoradas a la hora de relacionar libertad y democracia con diversidad. Porque la lógica neofascista es reducir el estado en lo social, pervertirlo en lo cultural y fortalecerlo en lo policial-militar; privatizando lo público y extendiendo la privatización hacia la apropiación de los recursos de la Madre Tierra.
Atención en lo adelante a los globos de ensayos, que dentro y fuera del sistema tradicional de partidos. enarbolan esas ideas y actitudes.
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