Por Guillermo Ximenis
La primera ministra británica, Theresa May, intentará volver a someter a votación el acuerdo del "brexit" la próxima semana, aunque explora al mismo tiempo la posibilidad de dar a elegir a los diputados vías alternativas si el pacto vuelve a ser rechazado.
El Gobierno británico trabaja contra reloj para cumplir el plazo que le ha otorgado la Unión Europea (UE), hasta el 12 de abril, para ratificar el tratado de salida o bien proponer una nueva hoja de ruta que resulte aceptable al resto de líderes comunitarios.
Si el Parlamento continúa rechazando el acuerdo, que ya ha sido tumbado en dos ocasiones por amplia mayoría, el Reino Unido tendrá ante sí tres opciones: abandonar el bloque sin un pacto, cancelar su salida o solicitar una prórroga más larga.
Esa extensión adicional solo se concedería si acepta participar en las elecciones europeas de finales de mayo y justifica además cuáles son sus planes para ese tiempo añadido. Por ejemplo, convocar otro referéndum, unos comicios o negociar una relación más cercana con la UE, al estilo de Noruega.
El próximo lunes, diputados conservadores y laboristas esperan votar una enmienda diseñada para forzar al Parlamento a pronunciarse sobre esas diversas opciones.
Ante la perspectiva de que los parlamentarios tomen el control del proceso del "brexit", el Ejecutivo estudia convocar él mismo una votación con varias posibilidades si no logra ratificar el acuerdo, según han revelado medios británicos.
Fuentes del Gobierno han asegurado al canal Sky News que se está diseñando un voto para dar a elegir a los diputados siete vías distintas, entre ellas cancelar el "brexit", celebrar otro referéndum, salir sin acuerdo de la UE y mantener al Reino Unido integrado en el mercado único.
Con todo, el objetivo principal de la conservadora May es todavía lograr que la Cámara de los Comunes respalde el pacto.
Para ello, prevé pasar el fin de semana tratando de convencer a la facción más euroescéptica de los "tories", el norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP) y a diputados laboristas elegidos por circunscripciones favorables al "brexit" de que cambien de postura a última hora y voten a favor de su acuerdo.
El tratado fue tumbado por 230 votos en enero y por 149 este mes, por lo que una victoria de May en una eventual tercera votación iría en contra de la mayoría de los pronósticos.
La primera ministra puede intentar convencer a sus socios del DUP concediendo más poder a la Asamblea norirlandesa en las futuras negociaciones sobre la relación comercial con la UE.
Los líderes comunitarios, sin embargo, advirtieron el jueves a May de que "cualquier compromiso unilateral, declaración u otro acto por parte del Reino Unido debe ser compatible con la letra y espíritu del acuerdo de salida".
Los analistas han interpretado ese párrafo como una alerta a la primera ministra para que no pacte con el DUP disposiciones que desvirtúen el controvertido mecanismo de salvaguarda para evitar una frontera entre las dos Irlandas.
El Gobierno debe encontrar además una fórmula para sortear el veto impuesto la semana pasada por el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, que no permitirá una tercera votación del acuerdo del "brexit" si no han variado los términos del pacto.
Aunque algunas voces creen que el cambio en la fecha de salida prevista puede ser una modificación suficiente para superar el listón de Bercow, el Ejecutivo no ha detallado cuál será su estrategia.
El secretario de Estado para el "Brexit" Kwasi Kwarteng se limitó a recalcar este viernes en el Parlamento que el Gobierno está decidido a convocar una nueva votación sobre el pacto la próxima semana.
"No voy a decir hoy la hora exacta y el momento en el que tendrá lugar", esgrimió Kwarteng ante las preguntas de los diputados.
Un portavoz de May puntualizó que la votación se celebrará cuando el Gobierno tenga "una perspectiva realista de éxito", mientras que los medios especulan con la posibilidad de que se produzca el martes o el miércoles.
Antes del viernes, se prevé además que May presente ante la Cámara de los Comunes y la de los Lores una propuesta para retirar de la ley británica la fecha del 29 de marzo como el momento en el que la legislación comunitaria dejará de aplicarse en el Reino Unido.
El representante del Reino Unido ante la UE, Tim Barrow, confirmó hoy a las autoridades comunitarias que Londres acepta el 12 de abril como plazo máximo para su salida del bloque si no se ha aprobado un acuerdo y el 22 de mayo en caso de que el Parlamento británico ratifique el pacto.