La líder ecologista y excandidata presidencial brasileña Marina Silva afirmó hoy miércoles que las primeras medidas anunciadas por Jair Bolsonaro, que asumió la víspera como nuevo jefe de Estado de Brasil, mostraron que el ultraderechista pretende instaurar el retroceso en el país.
Silva, que fue ministra de Medio Ambiente en el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y lidera el partido Rede Sustentabilidad, se refirió específicamente a los decretos firmados por Bolsonaro y que transfieren al Ministerio de Agricultura la responsabilidad de delimitar las reservas indígenas, implantar la reforma agraria y definir las políticas de reforestación.
"Bolsonaro comenzó su Gobierno de la peor forma posible. El presidente, que ya proclamaba el atraso en sus discursos de campaña, ahora, en su primer día, comienza a instaurarlo en la práctica en nuestro país", aseguró Silva en un mensaje en las redes sociales al criticar las primeras medidas del líder ultraderechista.
En la práctica, la distribución de tierras para indios, quilombolas (descendientes de esclavos prófugos) y campesinos inscritos en los programas de reforma agraria dependerá de la ministra de Agricultura, Tereza Cristina Correa, una hacendada que coordinaba la bancada de los propietarios rurales en el Congreso.
"Al transferir la prerrogativa de delimitar las tierras de indígenas y quilombolas al Ministerio de Agricultura, el Gobierno de Bolsonaro ofrece al verdugo la oportunidad de ser aún más violento contra aquellos que, a lo largo de la historia, han sido sus mayores víctimas", afirmó Silva, que disputó las últimas tres elecciones presidenciales y llegó a ser favorita en las de 2014.
La líder ecologista, que ya declaró su decisión de ejercer una oposición responsable al nuevo Gobierno brasileño, agregó que, "siguiendo la lógica del absurdo", el presidente también decidió en su primer paquete de decretos de "retrocesos" transferir el Servicio Forestal Brasileño igualmente al Ministerio de Agricultura.
"El significado es claro: trasladarlo para que pierda efectividad en la práctica, es decir, acabar con la institución", afirmó al referirse al Servicio Forestal Brasileño, un organismo que dependía del Ministerio de Medio Ambiente y que es responsable por la reforestación de áreas devastadas en la Amazonía.
Bolsonaro, un ultraderechista polémico por su histórico de declaraciones machistas, racistas y homófobas, prometió durante su campaña que no delimitaría nuevas reservas para los indios y que autorizaría las explotaciones mineras en las tierras indígenas.
En un mensaje en Twitter en el que intentó justificar su decisión, el nuevo presidente alegó que los indios, a los que quiere integrar a la sociedad en lugar de dejarlos aislados, representan menos del 2 % de la población y tienen derecho a más del 15 % de las tierras del país.
Agregó que, aprovechando su aislamiento, los indios son "explotados" y "manipulados" por las organizaciones no gubernamentales (ONG).
"Más del 15 % del territorio nacional es delimitado como tierra indígena y quilombola. Menos de un millón de personas viven en estos lugares aislados del Brasil de verdad, explotadas y manipuladas por ONG. Vamos juntos a integrar a estos ciudadanos y valorar a todos los brasileños", afirmó Bolsonaro en Twitter.