Por Luis Miguel Pascual
El presidente francés, Emmanuel Macron, aprovechó este martes la fiesta nacional de su país para advertir de que la pandemia de COVID-19 no está superada y alertar del riesgo de un rebrote, al tiempo que fijó las líneas de la recuperación económica, que pasa por un ambicioso plan de inversiones.
Tras presidir un desfile del 14 de julio dedicado a los sanitarios que luchan contra una enfermedad, que supera los 30.000 muertos en el país, Macron concedió una entrevista televisiva en la que combinó los llamamientos a la prudencia con la necesidad de relanzar la actividad.
El presidente reconoció que hay "signos" que indican que la pandemia "sube un poco", por lo que anunció que en las próximas semanas la mascarilla será obligatoria en todo espacio público cerrado, mientras que en las calles seguirá siendo recomendada.
Él mismo se puso una al final de la ceremonia militar, como si quisiera enviar un mensaje a los ciudadanos de que son ellos la primera barrera para detener la expansión del virus.
Una segunda oleada no está descartada, dijo Macron, quien aseguró que en caso de que se produzca el país tiene material médico almacenado o comprometido suficiente para afrontarla con garantías.
MASCARILLAS Y TEST
Al tiempo, señaló que el Ejecutivo cuenta con un plan basado en la multiplicación de test, que serán generalizados a todo ciudadano que quiera pasarlos, sin necesidad de tener síntomas o una prescripción médica.
De esa forma, esperan poder aislar el máximo posible de positivos para no tener que recurrir a un nuevo confinamiento como el que se impuso de marzo a mayo pasados.
Con un ojo en esa amenaza, Macron puso el acento en la recuperación económica de la mayor recesión sufrida por el país desde la Segunda Guerra Mundial, que pasa por incrementar las inversiones iniciadas ya durante la pandemia y que tendrán en el empleo juvenil la prioridad.
A los 460.000 millones de euros en ayudas o inversiones ya anunciados por el Ejecutivo se sumarán otros 100.000 millones suplementarios, señalo Macron, quien reconoció que parte de esa ayuda tendrá que venir de Europa.
El presidente francés será uno de los principales valedores del plan de recuperación europeo, que impulsó junto a la canciller alemana, Angela Merkel, y que tendrá que defender en la cumbre del próximo viernes.
Mañana miércoles recibirá en París al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y al día siguiente al primer ministro sueco, Stefan Lofven, en busca de un frente común para adoptarlo.
EMPLEO JUVENIL
En el plano interior, Macron apostó por reducciones de cargas sociales para impulsar la economía, descartó subir los impuestos y anunció que se subvencionarán 400.000 empleos juveniles.
A dos años para las presidenciales, consciente de que su política ha sido tachada de neoliberal, Macron se obstinó en templar esa imagen, pidió a las empresas que moderen el pago de dividendos y multiplicó los mensajes en favor de la ecología.
El más visible de ellos es que lanzará "lo antes posible" una reforma de la Constitución para incluir en su primer artículo la lucha contra el cambio climático y la defensa de la biodiversidad.
A pocas semanas del ascenso electoral de los Verdes en las municipales, Macron apostó por un ecologismo que sirva como motor económico y no como freno, para lo que anunció un gran programa de renovación energética y una inversión en el tren frente a los aviones.
El presidente justificó la remodelación del Gobierno para dar un nuevo impulso a su política y para que las reformas se hagan con mayor concertación.
NUEVO GOBIERNO, MISMO RUMBO
Definió a su nuevo primer ministro, Jean Castex, como un especialista en la negociación, virtud que tendrá que sublimar para sacar adelante la reforma de las pensiones que mantuvo los servicios públicos del país al ralentí por la oposición sindical y que quedó paralizada por la crisis del coronavirus.
El frente se presenta arduo. Macron reconoció que no ha conseguido convencer a los ciudadanos de que su actuación va destinada a crear una Francia más justa.
Con unos sondeos por los suelos, el presidente comprobó en la misma fiesta nacional que su política crea descontento. Los sanitarios, que recibían el homenaje de la nación, le hicieron saber que más que aplausos necesitan mayor financiación para crear un servicio sanitario más sólido.
Lo hicieron de forma simbólica durante la ceremonia, en la que lograron que una pancarta colgada de globos llamara la atención de todos los participantes con el lema: "Detrás de los homenajes, Macron asfixia al hospital".
Al término de los homenajes, una manifestación de sanitarios recorrió las calles de París y, a su término, se produjeron algunos roces con las fuerzas del orden.