En República Dominicana la conversión de la partidocracia en lumpen partidocracia está en fase avanzada.
Igual se registra algo similar en sectores de la alta burguesía dependiente conectada, asociada o en complicidad con las elites sobornables de esa partidocracia.
Ambos fenómenos se relacionan con un cúmulo de prácticas delictivas a cargo de esa asociación privada-estatal, protegidas por un régimen de impunidad a su servicio.
Así la amalgama de un Estado corrupto y corruptor con la punta de la pirámide empresarial, facilita el enriquecimiento al vapor y la transformación del poder constituido en poder mafioso.
Pero estos no son esencialmente fenómenos propiamente dominicanos; independientemente de sus formas y modalidades peculiares y de sus expresiones criollas derivadas del llamado “subdesarrollo”, diferenciadas de las modernas y súper-globalizadas degradaciones propias del “desarrollo”.
Y esto es bueno decirlo frente a quienes se la pasan elogiando a los países centrales, argumentando el supuesto interés del capital transnacional en la transparencia de sus operaciones y en la lucha anticorrupción
Matriz imperial
En verdad la matriz esencial de esos dos fenómenos aberrantes es de factura imperialista y se deriva del proceso global de gansterización integral del gran capital y de los Estados bajo su control, potenciado por el neoliberalismo.
El capitalismo imperialista de estos tiempos, sobretodo en su expresión Occidental, se transnacionaliza en alto grado, se torna mucho más especulativo y parasitario, y se militariza hasta la locura.
- Lee también: La Biblia y el Manifiesto Comunista
Explota y súper-explota en niveles superiores.
Intensifica su dinámica de generar riquezas empobreciendo la humanidad y el planeta.
Irrumpe con una impronta cada vez más delictiva.
Somete más férreamente sus dependencias periféricas.
Excluye sin contemplaciones, aliena con enorme intensidad y concentra poder y opulencia en grado extremo.
Más que antes, para el gran capital altamente concentrado, cuentan las ganancias de las corporaciones privadas y no las carencias de los seres humanos, creando necesidades superfluas hasta imponer un consumismo derrochador junto a una permanente violación de su propia legalidad y de la convivencia humana.
La minería extractiva, las industrias farmacéuticas, el negocio energético, la producción y el comercio de armas, el negocio de estupefacientes, el comercio de seres humanos y órganos, la guerra como negocio, constituyen realidades ominosas contra la vida en sociedad.
La incorporación a su sistema de dominación y a sus mecanismos de ganancias y enriquecimiento de prácticas delictivas y variadas opresiones y discriminaciones (racismo, machismo, adulto-centrismo…) conforman al interior de los Estados y en sus relaciones con el poder empresarial privado, mecanismos mafiosos bajo protección.
El capitalismo actual ha devenido así en un lumpen-capitalismo y el imperialismo en un lumpen-imperialismo, con una lumpen –partidocracia a su servicio.
Z Digital no se hace responsable ni se identifica con las opiniones que sus colaboradores expresan a través de los trabajos y artículos publicados. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial de cualquier información gráfica, audiovisual o escrita por cualquier medio sin que se otorguen los créditos correspondientes a Z Digital como fuente.