Cuando tienen trastornos en sus ciclos de actividad y descanso las mujeres tienden a sentir hambre y los hombres tienen antojo de comidas sabrosas y con alto contenido de calorías, según un estudio que publica este lunes la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
"Los cambios en los turnos de trabajo causan desajustes y son un factor de riesgo para la obesidad", señaló el equipo investigador del cual fue parte Marta Garaulet Aza, doctora en Farmacia y nutricionista de la Universidad de Murcia (España), y colaboradora de investigación en el Hospital Brigham y de Mujeres, de la Universidad Harvard, en Massachusetts (EE.UU.).
Los procesos fisiológicos de los humanos y otros seres vivos como las plantas, los animales, los hongos y las bacterias, operan en un ciclo de aproximadamente 24 horas conocido como ritmo circadiano.
Aunque estos ritmos son endógenos, es decir que los generan los seres mismos, pueden ser modulados por factores externos como la exposición a la luz del sol y la temperatura.
Los investigadores, encabezados por Jing Yi Qian, del Departamento de Medicina y Neurología en Brigham, evaluaron los cambios en el sueño, la regulación térmica, los comportamientos durante el período de actividad, y los niveles de lípidos y catecolaminas. Éstas son las hormonas vertidas en el torrente sanguíneo e incluyen la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina.
Para su estudio, los científicos observaron a 14 adultos, entre ellos 6 mujeres, con edades de 20 a 49 años durante 24 horas a lo largo de ocho días.
El estudio encontró que los trastornos del ritmo circadiano hizo que las mujeres exhibieran una disminución en las hormonas de la saciedad y un aumento en las hormonas del apetito, lo que se tradujo en sensación de hambre.
Los hombres, en cambio, dieron cuenta de un apetito mayor por comidas bien sazonadas y con alto contenido de energía.
Asimismo, las participantes afectadas por el desajuste con su ritmo circadiano, mostraron un incremento en el gasto de energía y en la tasa de oxidación de lípidos, en tanto que los hombres no exhibieron cambios.
Los cambios rápidos en el comportamiento causados por desajustes circadianos inducidos de 12 horas y la disminución de las horas totales de sueño fueron similares tanto para los hombres como para las mujeres.
Aproximadamente del 20 % al 30 % de los trabajadores en Estados Unidos y Europa laboran durante horas de la noche, ya sea en turnos permanentes, rotatorios o esporádicos.
Durante su presentación en el 24 Simposio Internacional sobre Trabajo Nocturno el mes pasado en Coeur d´Alene (Idaho, EEUU), Anne Helene Garde, del Centro Nacional para el Ambiente Laboral de Dinamarca, afirmó que "está bien documentado que los cambios de turnos y turnos nocturnos están asociados con un sueño entrecortado, mayor fatiga, un desempeño pobre y mayor interferencia en la vida del trabajador".
"Muchos estudios indican que quienes trabajan en esos turnos tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, cáncer de mama y próstata, diabetes y trastornos gastrointestinales", añadió Garde.
El estudio que publica hoy PNAS sostiene que estos trabajadores "frecuentemente están afectados por desajustes del ritmo circadiano, una condición en la cual los ciclos ambientales y de comportamiento no están sincronizados con el sistema circadiano endógeno".
Esto aumenta el riesgo de obesidad.