Por más desalentador que parezca, es una realidad que se repite demasiadas veces y no solo eso, la he comprobado con mis propios ojos. Incluso, algunos eruditos aseguran que esta es la razón por la que la industria local no arranca. Pero en honor a la verdad, no es una situación exclusiva ni de los diseñadores emergentes, ni de los consagrados ni de la República Dominicana ni mucho menos del mundo de la moda.
Si damos una vuelta por otras industrias a nivel internacional encontraremos una lista de casos, algunos ganados, otros perdidos y otros simplemente absurdos: Orange vs Jazztel, en España, Nivea vs Dove en Alemania, Zuckerberg vs los gemelos Winklevoss y el más reciente Facebook vs Blackberry, ambos en Estados Unidos. Sírvase usted mismo.
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Sin mirar muy lejos, en el área de la comunicación es muy común encontrar reportajes completos realizados por periodistas experimentados, reproducidos descaradamente por blogs de aficionados. Esto gracias al internet y a la existencia de los comandos (Ctrl + C) y (Ctrl + Z) en el teclado. Copiar y Pegar, para que esté claro.
Entrando en materia, en la moda son bien conocidos los eternos conflictos entre las casas de alta costura y diseñadores independientes versus los fabricantes de moda rápida o fast fashion, dilema que tal vez pocos han sabido resolver. H&M, por ejemplo, ha conseguido que firmas como Balmain, Versace, Lagerfeld o Lanvin colaboren con algunas de sus colecciones de edición limitada mientras invierte en prendas muy básicas y funcionales el resto del año.
¿Alguna vez se ha escuchado a Valentino reclamar el uso exclusivo del color rojo por el cual es reconocida su marca? La respuesta San Google no se la sabe.
Sin embargo, hay otros casos muy sonados como el de Steve Madden vs Valentino, Stella McCartney… (la lista es larga), Lacoste vs. Cocodrille, Adidas vs. Marc by Marc Jacobs o (sí, otra vez) Valentino vs. Rachel Zoe, Guess vs. Gucci, Michael Kors vs. Cavalli. Sírvase usted mismo, San Google ¡A la carga!
Pero quizá el más conocido sea el del diseñador de calzados Christian Louboutin por el dominio de su suela roja, en 2012 contra Saint Laurent en el tribunal norteamericano y este año contra la compañía holandesa Van Haren ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Ambos casos resueltos de manera salomónica, puesto que en ninguno de los dos se prohibió a los demandados fabricar o comercializar zapatos de suela roja. Simplemente Saint Laurent puede hacerlo, siempre y cuando no sean de diferente color y Van Harén no puede registrar el color rojo para sus suelas de manera exclusiva como era su objetivo.
Pero, ¿qué piensan los diseñadores?
“Los copiones siempre van a estar un paso atrás”, dijo el diseñador español Modesto Lomba.
“Me encanta ver mis diseños reproducidos en los escaparates de Zara. Incluso, lo hacen mejor que yo. ¡Son unos genios!”, afirmó en algún momento Oliver Rousteing, director creativo de Balmain.
“Si eres original, debes estar preparado para que te copien”, dijo un desconocido con sentido común al que reemplazamos con el nombre de Coco Chanel, hasta que San Google confirme lo contrario. Pero, ¿qué piensa usted?
Entonces, ¿debemos validar las copias y aplaudir al copión? Sí y no. ¿Se permite que el copión se escude en las tendencias o la influencia de estilos? ¿Hay que aceptar aquel decreto popular que reza que en la moda todo está hecho? Si es cierto que las ideas están en el aire y la gente creativa las absorbe, ¿lo hacen todos al mismo tiempo? No y sí. No es un mareo, se trata de la realidad que enfrentamos la próxima semana en la segunda parte de este tema.
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