Angel Bello Firmeza y luz

Los desafíos de la persona asertiva en la cultura de la violencia

martes 16 octubre , 2018

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Ángel Bello

Una tradicional manera de referirnos a los estilos para manejar los conflictos consiste en clasificarlos en los estilos pasivo, agresivo y asertivo.  Para que resulte didáctica la explicación, podríamos, en primer lugar, establecer la diferencia que existe entre los estilos pasivo y agresivo.

En lo que respecta al primero, éste consiste en la manifestación de un comportamiento sumiso y siempre supeditado a los derechos y los intereses de la otra parte.  En otras palabras, una persona que acostumbra a emplear el estilo pasivo para abordar las controversias con sus semejantes, tiende a ceder en sus posiciones, resultando por lo regular siendo el perdedor.  Tiene una autoestima negativa, por lo cual percibe a los demás como superiores. Casos de este estilo abundan en nuestra población: personas objeto de bullyng o acoso escolar, mobbing o acoso laboral, así como también víctimas de acoso sexual y que nunca lo enfrentan.  

En el caso de la agresividad, estamos ante un comportamiento que se encuentra en el polo opuesto a la pasividad, en virtud de que la persona que suele actuar de esta manera se enfoca en la violencia a los fines de imponerse frente al que considera su adversario.  El estilo agresivo supone el desconocimiento absoluto de los derechos de los demás y una autoestima que supravalora el propio ego. El uso indiscriminado del poder, a todos los niveles, es un buen ejemplo de estilo agresivo, así como todo tipo de violencia verbal, psicológica y, naturalmente, física.

El estilo asertivo de manejo de conflictos constituye el mejor exponente de una personalidad equilibrada, de salud mental y orientación hacia la convivencia pacífica.  Ser asertivo significa respetar la dignidad y los derechos de los demás, pero a la vez exigir consideración positiva por la propia persona. Ser asertivo equivale a manifestar empatía y aprecio por nuestros semejantes, al tiempo que esperamos, de la misma manera, ser escuchados y tomados en cuenta.

El individuo asertivo es cortés, honesto, directo y transparente.  Busca soluciones ganar-ganar, persiguiendo siempre la satisfacción de todas las partes.  Para ello, hace acopio, entre otras herramientas, del diálogo, la comunicación y la escucha activa.

En una sociedad como la nuestra, donde la violencia es parte de la cotidianidad, pero también donde muchas personas prefieren callar antes que externar sus quejas, aquellos que van asumiendo el cambio y exhibiendo un comportamiento asertivo, deben estar conscientes de que enfrentan un gran desafío, porque, sencillamente, la gente no está acostumbrada a ello.  Por un lado, muchos son tildados de pasivos, aunque no faltarán quienes les asocien con aquellos que tan sólo buscan manipular a los demás en base a la retórica, las mentiras y el engaño.

En este último caso, quisiera traer a colación una frase del destacado dramaturgo estadounidense Tennessee Williams, extraída de su una de sus obras maestras, El zoo de cristal:  “Sí, tengo trucos en el bolsillo, y cosas bajo la manga.  Pero soy lo opuesto a un ilusionista común. Este les brinda una ilusión con apariencia de verdad.  Yo les ofrezco la verdad bajo el grato disfraz de la ilusión”.

Hasta una próxima entrega, amables lectores.


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Ángel Bello

Psicólogo y consultor en Capacitación. Maestría en Gerencia y Productividad. Profesor de la Universidad Católica Santo Domingo.

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