Los cambios físicos durante el embarazo son notorios y bien conocidos, pero ¿sabes cómo cambia el cerebro de una mujer cuando está embarazada?.
De acuerdo con la neuróloga Ana Robles, los cambios que se originan en las estructuras cerebrales durante la gestación a veces son irreversibles.
La especialista indica que dichos cambios funcionan como mecanismos para afianzar la empatía entre madre e hijo o para proteger al bebé.
En los primeros tres meses, la madre está inundada de progesterona que activará una serie de circuitos cerebrales que tienen que ver con la sed, el hambre, la sensibilidad a los olores, entre otros.
Esto es como una forma de mecanismo para proteger al embrión de ciertos tipos de comidas que la mujer no debería comer, pero después del tercer mes, los factores hormonales y neuroquímicos se autorregulan.
Otra cambio que sucede es que en él estará como en un estado de sedación, en el cual la mujer embarazada siempre querrá dormir o descansar.
Así mismo, se activan los mecanismos del hambre y la sed, pero en este caso, ya es para que la madre se alimente y se hidrate un poco más.
Robles informa que al dar a luz, la mujer sufre cambios brutales en sus hormonas. Por ejemplo, la hormona prolactina, que se activa desde que se está embaraza, se libera para que la mujer lacte al recién nacido.
Robles precisa durante su intervención en La Receta Médica que también hay cambios para regular las inundaciones de progesteronas.
Explica que si después de dar a luz no hay una regularización adecuada de la dopamina (hormona del placer y la felicidad) y los estrógenos, pueden ocurrir complicaciones que tienen que ver con el estado de ánimo como la depresión posparto.
De igual forma, cuando la madre huele la cabeza del niño o lo abraza, esos son marcadores que usa el cerebro para que siga la secreción de la oxitocina, la hormona del apego.