La Infraestructura Nacional de la Calidad (IC), o en nuestro contexto, el Sistema Dominicano para la Calidad (Sidocal), engloba múltiples funciones técnicas de probada importancia para el desarrollo nacional. Estas incluyen la normalización, que abarca la elaboración, adopción o armonización de normas técnicas; la metrología, dedicada al aseguramiento de mediciones correctas y trazables, incluyendo la metrología legal; los ensayos, que se realizan para verificar las características o parámetros de diversos productos y sustancias; las actividades de certificación, que validan el cumplimiento de los productos, sistemas y procesos con los requisitos técnicos; y finalmente, la acreditación, que certifica las competencias de entidades como laboratorios y organismos evaluadores de la conformidad con normas y reglamentos técnicos.
Estas funciones son técnicamente interdependientes. Por ejemplo, para certificar productos, es imprescindible contar con normas o reglamentos técnicos establecidos. Aplicar una norma generalmente conlleva realizar ensayos que dependen de mediciones precisas. La confiabilidad y reproducibilidad de estas mediciones se garantiza mediante la infraestructura metrológica del país, que debe responder por la trazabilidad y fiabilidad de las mediciones en el territorio nacional.
Los organismos de evaluación de la conformidad, encargados de la certificación, las pruebas, ensayos, las inspecciones y comprobación de las competencias de las personas, deben estar acreditados por un organismo nacional competente y técnicamente preparado para gestionar las normas específicas que corresponden a cada actividad. En efecto, la acreditación se lleva a cabo conforme con estándares internacionales, como por ejemplo la norma ISO/IEC 17025 para ensayos y calibraciones. Al mismo tiempo, el mismo organismo de acreditación debe cumplir con la norma ISO 17011, que establece los criterios de competencia, imparcialidad y fiabilidad necesarios para los organismos de evaluación de la conformidad.
Hay más exigencias al organismo de acreditación. Debe someterse a evaluaciones por pares y participar en acuerdos internacionales, como son el Acuerdo de Reconocimiento Multilateral del IAF (MLA) y el Acuerdo ILAC (MRA), lo que facilita la aceptación internacional de nuestros productos y servicios. Es destacable que nuestro Organismo Dominicano de Acreditación (ODAC) haya sido ratificado por unanimidad como signatario del Reconocimiento Multilateral en la 31va Asamblea General de la Cooperación Interamericana de Acreditación (IAAC). En definitiva, debemos saber que de la acreditación emana la confianza en cualquier infraestructura nacional de la calidad.
Como vemos, la interacción y coordinación entre los componentes de la IC son cruciales para que el sistema funcione eficientemente y los actores clave de la economía y la sociedad comprendan su relevancia y contribución al crecimiento y desarrollo. Es preocupante que, posiblemente, el 90% de nuestra población adulta, incluyendo estudiantes y profesores, no comprenda no comprenda el concepto ni la importancia práctica del sistema nacional de calidad. Es vital educar a la población sobre la relevancia de este sistema para apoyar la calidad y seguridad de productos y procesos, lo que a su vez potencia la organización y competitividad de nuestras empresas.
A pesar de su importancia, parece que los servicios técnicos de nuestra IC no están suficientemente integrados en las políticas públicas. ¿Cómo se relaciona la IC con la provisión de alimentos y útiles de calidad por parte del renovado Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie)? ¿Debería existir una fuerte alianza estratégica entre el Indocal y el Inabie para asegurar que los fondos destinados a la compra de alimentos, programas de nutrición y útiles escolares cumplan con estándares de calidad certificada?
Pero este es solo un ejemplo. La IC también está intrínsecamente vinculada con sectores críticos como la salud pública, la seguridad alimentaria, la preservación de la flora y la fauna, el uso de tecnología nuclear y la equidad en las transacciones comerciales. Su influencia se extiende a la confianza en los servicios de inspección, la precisión de las mediciones en laboratorios médicos y la trazabilidad de las calibraciones empresariales. Ignorar todo ello no puede dejar de afectar directamente los avances en los procesos de innovación y el cambio tecnológico que la presente administración política se propone.
En nuestro país, es esencial que las instituciones técnicas demuestren su valor y relevancia tanto a la ciudadanía como al Estado. La transparencia y el cumplimiento riguroso de sus funciones fortalecerán la confianza pública e impactarán positivamente las metas de desarrollo. Solo valorando y comprendiendo plenamente nuestra IC (Sidocal), que pronto cumplirá 12 años, podríamos aprovechar plenamente su potencial para contribuir a un futuro próspero y competitivo.
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