Por: María M.Mur
Las personas somos mucho más corruptas de lo que creemos y cometemos a diario, la mayoría de las veces sin darnos cuenta, actos éticamente reprobables que han contribuido a crear una sociedad con una enorme falta de valores y han dado pie a un sinfín de escándalos de corrupción.
Esta es la premisa principal que quiere transmitir la compañía española de teatro independiente Cuarta Pared en "Nada que perder", una obra que ya han visto más de 30.000 espectadores en España y que ahora llega a Latinoamérica.
La pieza, dirigida por Javier García Yagüe y escrita a ocho manos, se estrenó el jueves con un enorme éxito en Panamá y en los próximos días se representará en los escenarios de Ecuador, Venezuela, Guatemala y El Salvador.
"Queremos que el espectador se pregunte cosas, que se pregunte si alguna vez se ha llevado papel higiénico del trabajo, si se ha colado en el metro, si le ha pedido a un amigo que trabaja en el ayuntamiento que le quite una multa", explicó a Efe Javier Pérez-Acebrón, uno de los tres actores de la obra.
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"¿Qué pasaría si esas cosas que parecen tan pequeñas las hiciéramos todos?", agregó el intérprete, subido a las tablas del Teatro Anita Villalaz, una pequeña y acogedora sala de estilo colonial en el casco antiguo de la capital panameña.
La obra es un mordaz thriller político-social que se desarrolla a lo largo de ocho interrogatorios aparentemente sin relación, que el espectador debe conectar para ir tejiendo el argumento.
Pedro Ángel Roca, otro de los intérpretes de "Nada que perder", indicó a Efe que la crisis ética es mucho más antigua de lo creemos y es la "base" de los múltiples escándalos de corrupción a los que hemos asistido en los últimos años.
"Dudo que yo, que tengo 35 años, llegue a ver solucionada la crisis de principios en la que estamos metidos. Somos seres ambiciosos, que nos gusta el poder, el dinero. Es un problema universal, que no solo ocurre en España, y quizá por eso la obra puede gustar también en Latinoamérica", afirmó.
Los interrogatorios no solo tienen lugar entre policías y sospechosos, sino también entre abogados y empresarios, psiquiatras y pacientes, jefes y empleados o padres e hijos. Y todos terminan desvelando la podredumbre moral de la sociedad, de ahí que el escenario esté únicamente adornado con una mesa, varias sillas y múltiples bolsas de basura.
"Nuestra escala de valores es muy alta para los políticos pero muy baja para las pequeñas corruptelas del día a día y es necesario rediseñarla", lamentó Pérez-Acebrón.
Cuarta Pared es una de las compañías más consolidadas en la escena independiente española. Creada a finales de los años 1980 en el castizo barrio de Embajadores, en Madrid, ha apostado siempre por un teatro que huye del conformismo y que se apega a las inquietudes de la sociedad.
"Es el momento de remover conciencias y de que el teatro y el cine vuelvan a colocarse en el lugar que les corresponde, que es el de plataforma de denuncia, como lo fue en la antigua Grecia o en Roma", declaró
La compañía ha contribuido a renovar la oferta artística de Madrid, muy diezmada en los últimos años por la crisis económica y por el escaso presupuesto que los distintos Gobiernos han destinado históricamente a la cultura.
"La salud del teatro sigue siendo muy mala en España. Llevamos muchos años muy mal, es verdad que hay más movimiento y tal vez más independencia, más salas pequeñas, pero sigue siendo trágico. Es difícil vivir de esto", denunció Marina Herranz, otra de las actrices de la obra.
El sector de las artes escénicas en España tuvo un tímido crecimiento el año pasado, por primera vez en diez años, y registró un aumento del 0,3 % en el número de representaciones, del 0,7 % en asistencia y del 1,2 % en recaudación, según la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), una entidad privada que reúne a los principales artistas y empresarios culturales de España.