Por Shirley Lau
Las protestas prodemocráticas que llevan más de tres meses sacudiendo Hong Kong invadieron hoy las aulas en el primer día de curso escolar, con un boicot a las clases por parte de los estudiantes, quienes han estado al frente del movimiento de protesta.
El primer día del nuevo semestre, ocho universidades públicas y otras cinco instituciones de educación superior en el centro financiero asiático comenzaron una huelga de dos semanas, con el fin de presionar a las autoridades para que respondan a las cinco demandas de los manifestantes en torno al movimiento.
Éstas son la retirada total de la polémica ley de extradición y del término "revuelta" a las manifestaciones, amnistía para los arrestados, una investigación independiente sobre la brutalidad policial a la hora de dispersar las protestas y la introducción del sufragio universal.
Asimismo, los estudiantes de secundaria también comenzaron una acción de boicot por la cual cortarán las clases todos los lunes.
Según los organizadores, más de 10.000 alumnos de la región administrativa especial se han sumado a la iniciativa, que ha incluido actos como minutos de silencio y cadenas humanas.
Los estudiantes -muchos de ellos vestidos de negro y enmascarados, como los manifestantes- distribuyeron pasquines informativos sobre los motivos de la huelga, según los medios locales.
Puesto que los jóvenes han sido los principales promotores de las protestas durante los últimos meses, se pensaba que el movimiento se extinguiría cuando regresaran a las universidades y escuelas en septiembre.
Sin embargo, no ha mostrado signos de ceder, ya que tanto la policía como los manifestantes han subido la apuesta uno contra el otro durante las últimas dos semanas.
"La amenaza de una ofensiva con munición real es inminente. ¿Cómo es posible, cuando el Gobierno desgarra brutalmente a Hong Kong y convierte cada calle y distrito en un campo de batalla, que nos sentemos en nuestros pupitres en la escuela como si nada hubiera pasado? ", apuntó una declaración conjunta emitida por los sindicatos de estudiantes de secundaria y universitarios y leída en uno de los actos celebrados hoy.
Así, añade el texto, "un boicot de clases no es simplemente estar ausente de la escuela, sino que es una acción colectiva por la justicia social y el cumplimiento de la responsabilidad cívica. Como estudiantes, asumimos la responsabilidad de defender nuestro hogar y proteger la conciencia".
La Alianza de Huelga de Estudiantes de Hong Kong, uno de los organizadores de la huelga, advirtió que pueden intensificar su acción si el Gobierno no responde antes del 13 de septiembre.
Mientras tanto, el funcionamiento del metro volvió hoy a la normalidad después de que ayer se suspendiera la línea que conecta la ciudad con el aeropuerto tras actos vandálicos por parte de algunos manifestantes violentos.
MTR Corporation, el proveedor de servicios de metro de la ciudad, se ha convertido en un arma más de la protesta después de que Pekín forzara a la compañía a ejecutar medidas contra los manifestantes, tras darse cuenta de que estos utilizaban las redes para ir y venir a las marchas.
Este domingo fue una jornada caótica en la urbe ya que los manifestantes buscaron entorpecer el tráfico hacia el aeropuerto de Hong Kong, uno de los más concurridos de Asia, y donde las manifestaciones lograron la cancelación de casi mil vuelos a mediados de agosto.
Las manifestaciones comenzaron el pasado mes de marzo como oposición a una polémica propuesta de ley de extradición que, según abogados y activistas, podría haber permitido a Pekín acceder a "fugitivos" refugiados en la excolonia británica.
Éstas han movilizado desde junio a cientos de miles de personas y han dejado enfrentamientos entre algunos manifestantes violentos y la policía, a la que se ha acusado de abusar de su poder a la hora de disuadir las protestas.
Aunque a principios de julio las autoridades hongkonesas declararon "muerta" esa propuesta de ley, los manifestantes exigen que se retire oficialmente y han ampliado sus demandas con el objetivo de mejorar los mecanismo democráticos de la ciudad y, en definitiva, oponerse al autoritarismo chino.
Por su parte, Pekín asegura que detrás de las protestas existe una "mano negra" y señala a "algunas fuerzas de Estados Unidos" como responsables.
Tras recuperar la soberanía del territorio de manos británicas en 1997, y bajo la fórmula "Un país, dos sistemas", el Gobierno chino se comprometió a mantener la autonomía de Hong Kong y a respetar hasta 2047 una serie de libertades de las que no gozan los ciudadanos de la China continental.