El próximo domingo, los ciudadanos que acudan a votar en las primarias no solo decidirán quiénes pasarán a la final del torneo electoral del próximo año, sino también la suerte que correrán los liderazgos de los precandidatos (me referiré a los principales) y el presidente de la República, de cara al 2024.
La derrota o la victoria de cualquiera de ellos, podría ser definitoria de la vigencia que tendría su liderazgo y el poder que ejercen. En otras palabras, las preferencias en las primarias estarían escribiendo el epitafio de cualquiera (s) de los cinco políticos que, directa o indirectamente, juegan roles protagónicos en esta eliminatoria.
Comencemos con Gonzalo Castillo, cuyo principal talón de Aquiles radica en su tímida trayectoria política, además de que no logra articular una visión de Estado y una propuesta propia a la vez que persuasiva. El lugar que le reservan las encuestas está muy condicionado por un marcado esfuerzo mercadológico de posicionamiento. Estas razones lo convierten en un producto al cual solo se podrá dar un uso, por lo cual, si pierde, no es muy probable que lo veamos en eventuales pasarelas electorales.
Continuemos con Luis Abinader, quien adolece de un discurso errático, concentrando sus pronunciamientos en críticas y denuncias alegres y tremendistas al Gobierno, sin lograr enganchar con el grueso de los consumidores electorales con una oferta más creíble. Una derrota en las primarias podría ser constituir su colofón. No es muy probable una tercera vencida para él.
En cuanto a Hipólito Mejía, cuya titánica lucha por nueva vez convertirse en el inquilino del Palacio Nacional es de vieja facturación, parece no advertir que el pueblo dominicano prefiere verlo desempeñando otros roles. Entiendo que fue un error de “El Guapo de Gurabo” volver a intentarlo. El no lograr alzarse con la candidatura, equivaldría a una ratificación definitiva del rechazo popular, como para que no le quede la menor duda.
Leonel Fernández presenta las condiciones de mayor cuidado en esta sala de pacientes en cuidados intensivos. Presidente en tres ocasiones; uno de los grandes protagonistas de la historia dominicana reciente y un líder con perfil internacional, ha visto contraer sensiblemente su liderazgo interno a niveles insospechados, desde la contienda del año 2012, cuando se le vio inclinar la frente ante sus propios compañeros.
Fernández está obligado a obtener la victoria en las primarias. De lo contrario, puede quedar sepultado políticamente, y de la peor manera, un final poco consistente con su dimensión de líder.
Finalmente, en lo atinente al primer mandatario, aunque no está compitiendo, es un secreto a voces que surfea en las turbulentas aguas de las primarias junto a su delfín y exministro de Obras Públicas. Le han propinado dos knockouts, a saber: el intento de modificar la Constitución para introducir su reelección y, posteriormente, los aprestos para ser rehabilitado con miras al 2024.
Existen dos posibles escenarios favorables a preservar el poder y la vigencia del liderazgo político del presidente: la victoria en las primarias de su ungido o, en otro contexto, una negociación con un Leonel Fernández victorioso que incluya su habilitación para el 2024. De lo contrario, Medina podría estar realizando sus ‘Visitas sorpresa’ hasta agosto del próximo año y, como bien reza nuestra Constitución, nunca jamás.
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