Antes de morir, la abogada Tatiane Spitzner, de 29 años, fue brutalmente agredida por su marido. Las duras imágenes del maltrato quedaron registradas por las cámaras de seguridad, dieron la vuelta al mundo y expusieron una lacra que atiza Brasil, donde tan solo en 2017 fueron asesinadas 4.539 mujeres.
Tras ser golpeada durante más de veinte minutos, como recogieron las grabaciones de un edificio, Spitzner fue arrojada desde un cuarto piso en la localidad de Guarapuava, en el sureño estado de Paraná, y su muerte conmocionó a un país con altos índices de violencia.
El número de mujeres asesinadas el año pasado aumentó un 6,1 % respecto a 2016 y de los 4.539 casos registrados, un total de 1.133 se encuadran dentro del delito de feminicidio, que contempla los crímenes motivados por la "discriminación contra la condición de mujer".
Las cifras, sin embargo, son aún mayores debido a que los casos no siempre son debidamente contabilizados en todas las regiones de Brasil, según los datos divulgados esta semana por la organización no gubernamental Fórum Brasileño de Seguridad Pública.
En 2015, cuando comenzó a regir la ley que tipifica el feminicidio -que eleva las penas para sus autores-, fueron registrados 492 casos, pero en la época, sin embargo, tan sólo 16 de los 27 estados del país contabilizaban estos sucesos.
"La calidad de los datos todavía no es completa", advirtió Cristina Neme, socióloga y consultora de la ong.
Las cifras de violencia doméstica son alarmantes en el mayor país de Suramérica: veinticinco mujeres son maltratadas cada hora en Brasil, 606 por día y 221.238 por año. Las violaciones contra mujeres, por su parte, crecieron un 8,4 % y llegaron a las 60.018 en 2017.
En un país con elevados índices de violencia, tan sólo el 8 % de los municipios brasileños tienen comisarías especializadas en atención a la mujer, lo que hace necesaria la capacitación de los agentes en todo Brasil para identificar el maltrato y el delito de feminicidio y estimular así la producción de estadísticas más precisas, según la ong.
"Tenemos una cultura con valores machistas, con una afirmación de poder del hombre sobre la mujer y eso contribuye sin duda a la violencia contra la mujer, que es un fenómeno que esta siendo más divulgado, ya que antes era menos notificado", comentó Neme.
La violencia contra la mujer en Brasil se evidenció en unas terribles escenas captadas por las cámaras de seguridad, en las que Tatiane Spitzner aparece siendo golpeada y pateada por su marido.
Tras intentar huir, el hombre le obliga a la fuerza a entrar al ascensor y la lleva casi arrastras hasta el interior de su apartamento, donde minutos después es arrojada desde un cuarto piso, según apuntaron las primeras investigaciones.
Después, el agresor baja en el elevador, recoge en la acera el cuerpo sin vida de la joven e intenta darse a la fuga antes de ser preso.
Tras su muerte, la familia de Spitzner creó un cuenta en las redes sociales para incentivar la lucha de las mujeres contra el feminicidio: "La violencia deja marcas, no verlas deja feminicidios", dice el perfil en Instagram.
El aumento del número de feminicidios en 2017 fue una de las causas que impulsaron la tasa absoluta de homicidios en Brasil, que por primera vez fue de 30,8 por cada 100.000 habitantes.
Así, la violencia alcanzó un nuevo récord histórico en el país, con 63.880 muertes violentas, lo que equivale a 175 por día, un nivel que se asemeja a los de los países en guerra, según la organización.
"Hay un cuadro grave, alarmante, tanto en las muertes violentas, como en violencia contra la mujer", resaltó la socióloga.