La próxima subida de los combustibles anunciada por el Gobierno de Haití amenaza con intensificar las protestas en un país sumido en una grave crisis política y económica y en una espiral de violencia.
"Tendremos que ajustar el precio del combustible", dijo hace unas horas el primer ministro de Haití, Ariel Henry, en un discurso a una nación con un vacío de poder que ve cómo escasean los combustibles, cómo se han disparado los precios de los productos básicos y el transporte público y cómo la violencia se adueña de las calles.
Los habitantes del país más pobre de América ya paga por el combustible en el mercado informal hasta 2.000 gourdes (unos 16 dólares) por galón (4,5 litros), lo que repercute sobremanera en la vida diaria y ha llevado a los haitianos a protagonizar protestas antigubernamentales por todo el territorio, que se han saldado con al menos cinco muertos y heridos.
Ante esta situación, Henry insistió en que "la solución a los problemas del país no pasa por barricadas en llamas, desórdenes y la destrucción de los cristales de los automóviles o de los bienes de la gente" y aseguró que la justicia perseguirá a quienes cometan este tipo de actos.
El Gobierno se centra ahora en acabar con la escasez de los derivados del petróleo: "Queremos que el combustible esté disponible en todo momento en los surtidores de todo el país. Estamos trabajando en ello. En un tiempo no muy lejano deberíamos volver a encontrar combustible con regularidad", subrayó Henry en su intervención.
Actualmente el Estado destina más de 50.000 millones de gourdes (427 millones de dólares) a la subvención de los combustibles "para las personas capaces de pagarlo a un precio normal".
LLAMAMIENTO AL DIÁLOGO
Las declaraciones de Henry tuvieron lugar en el primer aniversario de la firma de un acuerdo político con una parte de la oposición "para una gobernanza pacífica y eficaz del periodo interino", aunque el primer ministro reconoció que la aplicación de las distintas cláusulas del mismo lleva tiempo.
"Lo importante es reunir el máximo número de compatriotas para encontrar juntos soluciones duraderas", señaló.
Con ese objetivo, anunció para las próximas semanas la convocatoria de "un gran diálogo que probablemente conduzca a un amplio acuerdo" en torno a la puesta en marcha de un proceso que conduzca finalmente a la celebración de elecciones libres, transparentes e inclusivas.
Abogó por intentar encontrar juntos una salida favorable al abanico de crisis que sufre Haití, pues, en su opinión, la solución a los problemas pasa por el diálogo y el entendimiento.
Asimismo, pidió calma a la población para conseguir restablecer la seguridad en todo el país, reactivar la economía y crear las condiciones para las inversiones.
ELECCIONES PARA ACABAR CON EL VACÍO DE PODER
Haití vive inmerso en un vacío de poder desde el asesinato, hace un año, del entonces presidente Jovenel Moïse, que agravó aún más la situación política, económica y de violencia.
Por ello, Henry insistió en que antes de que termine el año debería poder barajarse la celebración de elecciones, a fin de "permitir que todos los que quieran hacerse cargo de los asuntos del país participen en una competición sana y democrática".
Salió así al paso de las críticas, dentro y fuera de Haití, de que quiere perpetuarse en el poder: "Eso es falso", recalcó.
Si no fuera por la dilación por parte de "unos y otros, la acción de las bandas que siembran el terror y las dificultades para dotar a la policía nacional de los equipos y materiales que necesita para actuar con eficacia y restablecer la paz (…), ya habríamos iniciado las consultas para introducir los cambios necesarios en nuestra Constitución y habríamos tomado medidas para organizar las elecciones", manifestó.
Él, aseguró, está abierto a discutir con todos los "demócratas" las modalidades para establecer estructuras electorales creíbles, imparciales y transparentes.
El primer ministro aprovechó el discurso para reclamar nuevamente a la comunidad internacional ayuda para mejorar el rendimiento de la policía nacional, dotándola de los medios y marcos necesarios y adecuados, y para luchar contra la corrupción y la delincuencia, en un país donde el enfrentamiento entre bandas armadas en la zona metropolitana de Puerto Príncipe ha dejado ya más de 300 muertos y ha obligado a huir a más de 3.000 personas.