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En el año 2023, la República Dominicana enfrentó una triste realidad: un aumento alarmante en los casos de muertes materna a causa de los trastornos hipertensivos del embarazo. Según la Dirección de Gestión de la Información del Servicio Nacional de Salud, la preeclampsia se alzó como el principal villano en esta tragedia, seguida de cerca por las infecciones.
Estos datos ponen en evidencia una verdad incómoda pero crucial: la preeclampsia, una enfermedad que a menudo pasa desapercibida, representa un grave riesgo para las mujeres embarazadas.
La preeclampsia, caracterizada por presión arterial alta y daño a órganos como el hígado y los riñones, es un trastorno que puede surgir durante el embarazo, generalmente después de la semana 20, y es una de las principales causas de complicaciones y muertes maternas en todo el mundo.
Lo preocupante es su capacidad para desarrollarse sin síntomas evidentes en sus etapas iniciales, lo que la convierte en un enemigo silencioso y traicionero.
Este flagelo no solo afecta a las mujeres embarazadas, sino que también pone en peligro la vida del feto, aumentando el riesgo de parto prematuro y restricción del crecimiento intrauterino. Por lo tanto, su detección temprana y manejo adecuado son fundamentales para proteger la salud y la vida de la madre y su hijo por nacer.
¿Qué podemos hacer frente a esta amenaza? La educación y la concienciación son herramientas poderosas. Es crucial que las mujeres embarazadas y los profesionales de la salud estén bien informados sobre los signos y síntomas de la preeclampsia, que pueden incluir presión arterial alta, proteína en la orina, dolores de cabeza intensos y cambios en la visión.
La detección regular durante el embarazo, junto con un seguimiento cercano y cuidadoso, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Además, se necesita una atención médica accesible y de calidad para todas las mujeres embarazadas, independientemente de su ubicación o situación socioeconómica. La detección y el tratamiento oportunos de la preeclampsia deben ser una prioridad en todos los niveles de atención médica, desde los centros de salud locales hasta los hospitales de referencia.
La buena noticia es que, aunque la preeclampsia puede ser devastadora, existen medidas preventivas que pueden ayudar a reducir su incidencia y gravedad. Desde el inicio del embarazo, el seguimiento prenatal juega un papel crucial. Los controles regulares de presión arterial y la detección temprana de posibles signos de preeclampsia, como la presencia de proteínas en la orina, son fundamentales.
Además, mantener un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación balanceada, actividad física moderada y evitar el consumo de tabaco y alcohol, puede contribuir a prevenir esta condición. La comunicación abierta y constante entre la mujer embarazada y su equipo médico también es esencial para identificar cualquier preocupación o síntoma inusual y abordarlos de manera oportuna.
En última instancia, la prevención y el control adecuado de la preeclampsia son esenciales para garantizar un embarazo seguro y saludable para todas las mujeres.
En última instancia, abordar la preeclampsia como el principal enemigo de las embarazadas requiere un esfuerzo conjunto y coordinado de toda la sociedad. Desde el gobierno hasta las organizaciones de la sociedad civil, pasando por los profesionales de la salud y la comunidad en general, debemos unir fuerzas para proteger la vida y la salud de nuestras madres y futuras generaciones.
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