En el mundo de la comunicación es muy común escuchar que la palabra es un arma poderosa con la se puede cambiar la historia y la competencia de los medios actuales nos indican que es preciso empeñarse a fondo para lograrlo. Los recursos literarios y periodísticos conmueven y nos parecen geniales cuando van más allá de lo evidente, porque construyen ideales, realzan los valores y desarrollan proyectos culturales que nos ayudan a pensar en colectivo, y no como simples individuos.
En la radio que se hace en la actualidad necesitamos más ejemplos en esa dirección, que construyan sentido y nos vuelvan a conectar con el proyecto de nación que queremos construir.
El poder de la palabra se desvanece cuando solo se inunda de sinsentido el espectro radioeléctrico con informaciones vanas, que no edifican al ser humano y menos al proyecto de sociedad educada, organizada y próspera que queremos ser. No tiene sentido criticar sin sustento, pero solo cabe advertir que estamos en un momento crucial donde la información sobreabunda.
Para los más jóvenes es cada vez más difícil encontrar producciones de radio atractivas, entretenidas y que promuevan un aporte educativo, y muchos lo atribuyen a que los jóvenes no escuchan radio. Pero si esto es así, ¿por qué hay un incremento del podcast y de los programas que se transmiten desde una radio virtual?
Xose Soengas Pérez refiere lo siguiente: “La irrupción de la tecnología en los medios ha generado una evolución en los procesos de producción de la información e incluso en los servicios, algo que requiere una redefinición de los soportes para ajustarse a la realidad. Y en este sentido la radio es uno de los más afectados. La digitalización, la convergencia mediática y la fragmentación, segmentación y especialización de las audiencias determinan de una forma decisiva las exigencias y las necesidades del nuevo escenario. Pero, además, hay que añadir un cuarto factor: la crisis económica, que ha obligado a una reestructuración profunda que afecta a todas las dimensiones del medio".
Debemos seguir insistiendo en la creación de espacios para generar estos nuevos modelos de radio que requiere la sociedad actual, que incluyan la recuperación de la ficción y de la creatividad como parte de un ejercicio constante, también en la composición de un paisaje sonoro de la República Dominicana, algo que en otros países existe, que contemple la historia y la cultura que se vive en barrios y provincias.
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Podemos pensar en desarrollar esta radio que se debe ahora a audiencias diferentes, concentradas por los intereses de las personas, desde los espacios de formación, desde las políticas públicas sobre educación audiovisual en el nivel medio, y en el espacio de las carreras de comunicación en las universidades, que permitan el entrenamiento de la creatividad como base de la buena producción radiofónica dentro del aula. De esta manera, la palabra en la radio volverá a tener poder.
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