Los 29 ministros de Exteriores de la OTAN sacaron este músculo frente a Rusia al aprobar un paquete de medidas destinado a incrementar su presencia militar en el mar Negro, que se ha convertido en un nuevo punto de fricción entre Occidente y Moscú.
La OTAN tomó esa decisión en una reunión en Washington, que coincidió con su 70 aniversario y donde, como si de la Guerra Fría se tratase, el Kremlin volvió a aparecer como la principal amenaza, aunque el terrorismo y China también se hicieron un hueco.
"Nos hemos puesto de acuerdo en un paquete de medidas para mejorar nuestra vigilancia de la situación e incrementar nuestra ayuda a Georgia y Ucrania", anunció el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa.
El responsable de la Alianza detalló que el objetivo de ese paquete de medidas, impulsado por EE.UU., es mejorar la formación de fuerzas marítimas y guardacostas de Georgia y Ucrania, visitas a puertos, realizar ejercicios militares y un mayor intercambio de información.
Desde la anexión de Crimea en 2014 Rusia ha reforzado su dominio militar en el mar Negro, lo que ha provocado la desconfianza de Ucrania y Georgia, que hacen frontera con esas aguas.
Stoltenberg, que fue primer ministro de Noruega entre 2005 y 2017, consideró que la aprobación de ese paquete de medidas no supone una "provocación" contra Rusia y afirmó que Georgia y Ucrania, que han solicitado su integración en la OTAN, "son países soberanos y tiene el derecho soberano de elegir su propio camino".
La tensión en el mar Negro se disparó cuando el pasado noviembre Moscú capturó tres barcos y 24 marineros ucranianos, que siguen bajo custodia de las autoridades rusas, para impedirles el paso por el estrecho de Kerch cuando se dirigían al mar de Azov.
"Pedimos a Rusia que libere a los marineros ucranianos y los barcos que se incautó el año pasado en el mar de Azov", dijo Stoltenberg.
También en relación con Rusia, los ministros de Exteriores de la OTAN abordaron la situación del Tratado para la Eliminación de Misiles de Medio y Corto Alcance (INF), firmado en 1987 por EE.UU. y Rusia y del que Washington se retirará el 2 de agosto ante lo que considera un reiterado incumplimiento ruso.
"La OTAN está preparada para vivir en un mundo sin el tratado INF", aseguró Stoltenberg, quien reiteró que la OTAN no desplegará misiles en Europa.
Asimismo, durante la cita, se abordó la presencia de militares rusos en Venezuela, desveló el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, en una rueda de prensa.
"Hablamos sobre Venezuela. La postura de EE.UU. la ha dejado clara el presidente (de EE.UU. Donald) Trump, deben irse", aseveró Pompeo, quien indicó que la conversación sobre el país caribeño fue parte de un debate más amplio sobre la actividad de Rusia en otros Estados, como Georgia, Ucrania y Siria.
En su comunicado final, la OTAN reconoció que se enfrenta a una "situación de seguridad impredecible y llena de retos", entre los que citó "una Rusia más agresiva", la "persistente amenaza del terrorismo" y "ataques cibernéticos", así como "un cambio tecnológico rápido y profundo que requiere nuevos enfoques".
De hecho, durante la reunión, la OTAN abordó por primera vez el crecimiento tecnológico de China, que ha conseguido situarse a la cabeza del desarrollo de la tecnología 5G, algo que Washington ve con preocupación porque teme que Pekín aproveche esos sistemas para el espionaje.
La OTAN también analizó la salida de sus tropas de Afganistán después de 16 años, el entrenamiento a fuerzas iraquíes y la lucha contra el terrorismo, especialmente cómo evitar que resurja el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Otro de los temas candentes en los márgenes de la reunión, fue la adquisición por parte de Turquía del sistema de misiles S-400 de fabricación rusa, una operación que ha sido criticada con vehemencia por parte de Washington, que no ve con buenos ojos que un aliado cuente con armamento suministrado por Moscú.
La conmemoración de los 70 años de la OTAN tuvo un perfil más bajo que la reunión de su 50 aniversario en 1999, en plena campaña de bombardeos de la Alianza sobre Yugoslavia.
La próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN se producirá en Londres en diciembre.