Por: Francisco Luis Pérez
Aunque la Navidad es día laborable en Taiwán, se trata de una fecha clave para el casi 5 por ciento de cristianos de la isla, mientras que el resto aprovecha los descuentos de fin de año para comprar regalos o acude a espectáculos de luces y sonido montados para la ocasión.
En las iglesias, los fieles dejan tarjetas con deseos y se organizan belenes vivientes, mientras que en las decenas de escuelas y las tres universidades católicas de la isla la Navidad es festiva y abundan los motivos navideños.
"Se celebran novenas previas a la Navidad y la Misa del Gallo, en Nochebuena, a la que suele seguir un ágape y el canto de villancicos en chino", cuenta a Efe el sacerdote chileno Miguel Ángel González, que trabaja en la Universidad de Fujen y con la comunidad hispana.
"En general, para la isla -agrega González-, la Navidad consiste en algunos símbolos, como los gorros de Santa Claus y las lucecitas".
Sin embargo, en zonas donde existe una gran concentración de cristianos, como en aldeas aborígenes, la Navidad está presente en las calles de modo similar a los países hispanos, como en el pueblo sureño de Wanchin.
"Aquí el 70 por ciento de los 1.800 habitantes son cristianos", asegura a Efe un portavoz de la basílica de la Inmaculada Concepción de Wanchin, la iglesia más antigua de Taiwán, donde hay una placa que se remonta a la dinastía Qing de China (1636-1912), y trabajan dominicos españoles.
Pero la Navidad, en su versión de espectáculo de luces y sonido, ha encontrado en la isla su centro en Asia, con la gigantesca "Christmasland" (algo así como "Navidadlandia", en inglés), en Nuevo Taipéi, donde se pueden ver la "Galaxia de Santa Claus" o de "Fantasía", además de otras espectaculares instalaciones en un parque y alrededor de una estación de metro.
Numerosos isleños y turistas se quedan boquiabiertos ante una impactante proyección de tres dimensiones en pantalla circular y sonido envolvente, y también al ver una instalación titulada "La Piscina", del artista neoyorquino Jen Lewin, junto a una esfera gigante con luces LED que desarrollan una fantasía de color.
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"Es una experiencia psicodélica y sensorial en tres dimensiones, que no desmerece a la de otros países, incluido Estados Unidos", dice Helen Chang, una empresaria que ha visitado las instalaciones con sus dos hijos pequeños.
Los grandes almacenes, hoteles, escuelas y universidades cuelgan decoraciones "Hechas en China" o "Hechas en Taiwán", y se instalan gigantescos árboles de Navidad, en una competencia por atraer visitantes o clientes.
"La Navidad son rebajas en centros comerciales y una oportunidad para comprar regalos", señala la empresaria Lin Hing-chun en los almacenes Sogo de Tianmu, en Taipéi.
Para otros, como la universitaria Victoria Chen, "la Navidad es una fiesta de intercambio de regalos o de cenas con mis amigos".
Los restaurantes isleños están de bote en bote en estas fechas, pero para los estudiantes como Chen la fecha no es muy favorable, porque está muy cerca de los exámenes finales del primer semestre.
Alice Liou, una joven oficinista, encontró su media naranja en un baile de Navidad en una de las universidades taiwanesas, por eso para ella la Navidad "es una fiesta muy romántica y divertida".
Y también hay para quien la Navidad es un día cualquiera: "No haré nada especial -apunta Natalia Yang, estudiante de español en la capital de la isla-, porque tengo demasiado trabajo y, además, el día de Navidad es un día de clases".
Taiwán tiene asimismo mercados de Navidad, con productos extranjeros y este año se pueden encontrar turrones españoles en algunos supermercados, pero la mayor parte de isla ve la Navidad como espectáculo, cenas y fiestas, con luces, decoraciones y gorros de Santa Claus, y donde a veces de encuentra el amor.