Es probable que usted, amigo lector, favorezca la versión de que el régimen de Nicolás Maduro está siendo sacudido por aviesas ambiciones de Estados Unidos. De la misma manera, es muy posible que crea que en Venezuela no hay crisis humanitaria y que esa percepción no es más que el resultado de la manipulación de poderosas cadenas de medios de comunicación de masas y las fake news o noticias falsas. Quizás, incluso, esté convencido de que sectores internos a la nación suramericana se han aliado a Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros países y bloques regionales, quienes serían finalmente los que habrán de decidir el futuro de Venezuela.
Sin embargo, lo que se le haría cuesta arriba negar es que la figura del momento responde al nombre de Juan Guaidó, el diputado y presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y que el pasado 23 de enero se autoproclamó presidente encargado del Gobierno.
Más que consideraciones que podrían reflejar mis simpatías por una u otra corriente dentro de la convulsionada cuna de nacimiento de Simón Bolívar, lo que deseo enfocar aquí son las condiciones de liderazgo que se pueden apreciar en Juan Guaidó. Condiciones estas que, combinadas con otras variables contingentes (como el respaldo recibido de grandes potencias de más de un continente), han colocado a este ingeniero industrial de apenas 35 años en uno de los roles protagónicos de la crisis por la que atraviesa la "Pequeña Venecia", como la bautizó el explorador italiano Américo Vespucio.
En el mismo tenor, el objetivo de esta reflexión incluye estimular a los jóvenes del continente en el sentido de su participación con acciones cívicas a favor de la paz y el desarrollo. Es así como estoy convencido de que Juan Guaidó comenzó a escribir un capítulo en su carrera política que le podría estar preparando un escenario de principalía en la historia de Venezuela y sus luchas por el respeto y la garantía de los Derechos Humanos.
Con su carisma y su extraordinaria capacidad para comunicar y compartir una visión, Guaidósha despertado el furor y la esperanza de millones de venezolanos que propugnan por la salida del poder del heredero político de Hugo Chávez. Guaidó tiene la inteligencia, la seguridad y la firmeza para encabezar un posible proceso de cambio o, como él mismo apunta "Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres".
Guaidó, con un discurso centrado, ecuánime y coherente, transmite la confianza que necesita un pueblo en situaciones de frustración e incertidumbre. Este talentoso y entusiasta político de la tierra del forjador de La Gran Colombia, podría constituirse en bujía de inspiración para millones de sus congéneres latinoamericanos víctimas de la exclusión y la desesperanza, rebeldes a la participación en la vida política como opción para propiciar el progreso y el desarrollo de sus pueblos. Como Juan Guaidó, todos los jóvenes deben estar preparados para estar plenamente facultados en el justo lugar y en el momento preciso.
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