El pleno de la Eurocámara se posicionó a favor de remunerar de forma "justa" a los autores de contenido en Internet del mismo modo que se paga por su trabajo derechos de autor fuera de la red.
Es la posición del Parlamento Europeo de cara a las negociaciones con el Consejo para la futura directiva de derecho de autor en el mercado digital que pretende poner al día la última normativa europea, desfasada desde el desarrollo de Internet.
El texto aprobado hoy por la Eurocámara busca garantizar que los artistas, especialmente músicos, intérpretes y guionistas, así como editores y periodistas, reciban una remuneración apropiada por su trabajo cuando se comparte en plataformas como YouTube o Facebook, y en agregadores de noticias como Google News.
Entre otras obligaciones, los gigantes tecnológicos -los que más se oponen al enfoque proteccionista de los autores- tendrán que firmar convenios con los autores y periodistas o sus empresas para reproducir contenido protegido, ya sea un texto entero o solo parte de él.
En el caso de los periodistas, el texto prevé que sean los redactores, y no solo sus empresas, los que se beneficien directamente del uso de sus artículos.
Esto último forma parte del controvertido artículo 11 que pretende llamar la atención sobre el hecho que los sitios webs o las aplicaciones son la vía principal de consumo de prensa para 6 de cada 10 europeos y europeas. Sin embargo, los ingresos en internet de los editores de prensa no compensan las pérdidas del declive del papel.
El otro punto polémico es el artículo 13, sobre la responsabilidad de las plataformas si se sube contenido protegido.
No se establece obligación de establecer un sistema de vigilancia indiscriminado, pero sí deberán tomar medidas las plataformas para evitar violaciones del "copyright" pues serán considerados responsables si las hubiera.
Cualquier medida adoptada por las plataformas para revisar que los documentos subidos a la red no violan las reglas de copyright debe estar diseñada de manera que evite frenar "obras no infractoras".
Además, deberán establecer sistemas de redirección rápidos (operados por personal de la plataforma, no algoritmos) a través de los cuales se puedan registrar quejas cuando un documento sea retirado por error.
Así se quiere hacer que respondan de su responsabilidad páginas como Youtube, Pinterest, SoundCloud, Vimeo, DailyMotion, Flickr o Tumblr, que forman parte de los negocios en línea con audiencias y valoraciones millonarias, pero que no están sujetos a la normativa de derechos de autor.
Para no poner trabas a los emprendedores y pymes, se consideran exentas las pequeñas plataformas.
Asimismo, también quedan fuera las enciclopedias de Internet como Wikipedia- portal que paradójicamente ha sido muy activo contra la directiva-, o las plataformas de "software" de código abierto, como GitHub.
Igualmente, el mero hecho de compartir hipervínculos a artículos junto a una descripción con "palabras individuales" no estará limitado por la protección de los derechos de autor.
La Eurocámara ha querido reforzar asimismo los derechos de negociación de autores e intérpretes, permitiéndoles reclamar remuneración adicional de la parte que explota sus derechos cuando lo acordado en un principio es "desproporcionadamente" inferior a los beneficios obtenidos.
El texto añade que estos beneficios deben incluir los "ingresos indirectos". También deberá dar capacidad a los autores y artistas para revocar o poner fin a la exclusividad de una licencia de explotación por su trabajo si consideran que el titular de los derechos de explotación no está ejerciendo este derecho adecuadamente.
La directiva está siendo una de las más polémicas de la historia y los eurodiputados han recibido un 200 % más de correos electrónicos que para otros asuntos en negociación.
Las grandes plataformas y las organizaciones de consumidores están mayoritariamente en contra del enfoque del Parlamento Europeo ya que consideran la propuesta como un retroceso para la libertad de expresión en la red y para el futuro de la innovación.
Y existe división entre el colectivo de artistas. Paul McCartney por ejemplo está entre los 1.300 artistas que se han unido a una lista en favor de la nueva normativa europea para defender sus derechos económicos, mientras otros como Wyclef Jean, exmiembro de The Fugees, están en contra, por el riesgo de controlar los contenidos.