Angel Bello Firmeza y luz

La empatía puede ser la clave

martes 30 octubre , 2018

Creado por:

Ángel Bello

Cuando se trata de manejar conflictos de manera pacífica, partiendo del respeto y la garantía de los derechos de ambas partes, el tema de la empatía emerge como una condición sine qua non.  En otras palabras, pretender llegar a acuerdos mediante un proceso de negociación satisfactorio (en cualquier campo), prescindiendo del recurso de la empatía, equivale a engañarnos a nosotros mismos, asumiendo como transparente y sostenible una relación fundamentada en los mismos vicios de construcción que propiciaron la controversia y el enfrentamiento. Ello traerá como consecuencia, más temprano que tarde, el resurgimiento del conflicto o, en el mejor de los casos, su permanencia latente.  

Pero realmente, ¿qué es la empatía?  Bueno, para aquellas personas profanas en cuestiones del comportamiento humano, la pregunta no demanda mayor nivel de complejidad, puesto que basta con referir el hecho de “ponerse en el lugar/zapatos del otro”. 

No faltan quienes aseguran categóricamente que las personas empáticas son aquellas que “sienten lo que los demás sienten”.  Visto así, los “empáticos” son capaces de llorar ante el dolor ajeno, aunque también experimentan las emociones positivas del prójimo.

Bueno, enfocándonos en el contexto de la administración efectiva de los conflictos, apelemos al experto en negociación norteamericano y docente de la universidad de Harvard Deepak Malhotra, quien dedica nada más y nada menos que una tercera parte de su obra “Negociar lo imposible” al tema de la empatía.  Para el autor, la empatía constituye una suerte de tercer pilar del trípode de los procesos de negociación exitosos, conjuntamente con la formulación (la comunicación, el cómo más que el qué) y el procedimiento (ponerse de acuerdo en cómo se llegará desde el punto inicial hasta dónde se quiere estar).

Desde el punto de vista de Malhotra, tener empatía significa comprender la perspectiva del otro, entender que es igual a nosotros, solo que con otra percepción de los hechos. Cuando somos empáticos entendemos mejor a las personas que están atravesando por aquellas etapas presuntamente ya superadas por nosotros. 

Ser empáticos no significa ser débiles, aunque el entender mejor la posición del otro normalmente nos hace más amables y cordiales, con la posibilidad incluso de relajarnos frente a una agresión.

El objetivo de la empatía consiste en comprender lo que está provocando que alguien se comporte de una manera determinada. Eso no significa que tengamos que aprobar sus objetivos ni sus acciones. Hay una diferencia entre explicar la conducta de la otra parte y justificarla. La empatía nos ayuda a considerar todas las explicaciones potenciales para la conducta de los demás, no dando por sentado la incompetencia o la mala intención.

La empatía nos puede ayudar a lograr nuestras propias metas durante las negociaciones, pero también nos insta a hacerlo de una manera más justa, más equitativa. Cuanto más empeño pongamos en comprender las motivaciones e intereses de la otra parte, más opciones solemos tener para resolver potencialmente la controversia o el estancamiento. La empatía no garantiza el éxito, pero su falta generalmente garantiza el fracaso.

Como consecuencia de estas reflexiones y traspolando las mismas a los diferentes escenarios a los que asistimos como sociedad hoy día, la pregunta se impone:  ¿Hasta dónde realmente somos empáticos durante los conflictos que vivimos?


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Ángel Bello

Psicólogo y consultor en Capacitación. Maestría en Gerencia y Productividad. Profesor de la Universidad Católica Santo Domingo.

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